Marco Rubio, un secretario de Estado de EE. UU. polémico
Bonifacio Ramírez
El “político”, quien junto a sus colegas Ted Cruz, y el “sucio” Bob Menéndez, el hombre de los “muchos dineros en su banco particular”, fue conocido en el primer gobierno de Trump como uno de los que llevaron el mando de la política hacia América Latina, para expertos uno de los fracasos de esa administración pese a aprobar muchas sanciones y medidas de asfixia contra Venezuela y Cuba.
Marco Antonio Rubio es un político conservador estadounidense de ascendencia cubana, perteneciente al Partido Republicano y actual senador por el estado de Florida, quien podrá ser el próximo secretario de Estado de confirmarlo el Congreso tras la propuesta del presidente Donald Trump.
Belicoso, un tipo capaz, sin dudas, pero como una parte de los cubanoamericanos destila veneno hacia todo lo que no es dócil a la política de Washington, todo país que quiere seguir un rumbo sin ataduras y dictados, dígase Venezuela, Irán, y en especial Cuba, cuna de sus ancestros que abandonaron la isla antes de 1959.
Pero como todos los de su estirpe, siempre tienen sus “trapitos sucios” y “la familia” es la familia.
Rubio, es cuñado de Orlando Cicilia, quien en 1987 fue arrestado por tráfico de drogas. En el mismo operativo en el que fue capturado Cicilia, lo fue Bárbara Rubio, hermana del senador, según un informe de la cadena Univisión de 2011.
El “político”, quien junto a sus colegas Ted Cruz, y el “sucio” Bob Menéndez, el hombre de los “muchos dineros en su banco particular”, fue conocido en el primer gobierno de Trump como uno de los que llevaron el mando de la política hacia América Latina, para expertos uno de los fracasos de esa administración pese a aprobar muchas sanciones y medidas de asfixia contra Venezuela y Cuba.
Aunque el senador dio numerosos detalles sobre su familia durante la campaña electoral de 2009 para el Senado de Estados Unidos, señala una investigación de Univisión, hay un episodio de la familia del cual trata o no quiere hablar.
Esa familia, dudosamente a espalda del político, se vio envuelta en lo que en su momento fue reportado como la operación más importante de ese año (1987) contra el narcotráfico en el sur de Florida.
Informes de los fiscales federales en Miami indicaron que estos ordenaron el embargo de la casa donde Bárbara Rubio vivía con su esposo Orlando Cicilia. La fiscalía sospechó que la casa estaba siendo utilizada para actividades que violaron las leyes sobre drogas. Otra propiedad de la pareja, ubicada en lo que hoy es un edificio de oficinas, también fue objeto de embargo por la misma razón.
Bárbara Rubio no fue arrestada ni acusada. Cicilia fue declarado culpable y condenado a 25 años de prisión por conspiración para distribuir cocaína y marihuana además de pertenecer a una organización criminal implicada en la muerte de un informante federal, así como el soborno de varios oficiales de la policía de Miami.
La gran pregunta es, ¿hasta dónde el joven político sabía de estos manejos? Y si es cierto que en algún momento movió el caso hacia algún estado fuera de Florida para evitar tuviera mayor visibilidad y afectara su carrera.
Bueno, según dicen, siempre Rubio trata de evitar el tema y sus voceros dicen que eso es un “asunto familiar privado”.
En la época de la investigación, el informe de Univisión señaló que algunos criterios afloraron y tal vez vuelvan a escena pues en Estados Unidos es una práctica hurgar en las cosas aparentemente sucias de los políticos.
“En pocas palabras, la búsqueda de esta historia y la focalización de los familiares del senador, que son ciudadanos privados, es indignante”, dijo Alex Burgos, un allegado al senador en una carta dirigida al director ejecutivo de UnivisiónRandy Falco al tratar de matar a la historia en esa época.
De acuerdo con documentos federales y cobertura de prensa de la prueba, Cicilia fue identificado como un miembro de segundo nivel de un equipo de narcotráfico liderado por Mario Tabraue, otro cubanoamericano conocido por mantener una extensa colección de animales exóticos en su casa y que comercializó 15 millones de cocaína.
El cuñado fue dejado en libertad en noviembre de 2000 después de recibir una reducción de su condena por “buena conducta” y actualmente vive en casa de la madre el senador Rubio en el suroeste de Miami, y está dado de alta como copropietario de la residencia, según el registro de viviendo pública de Miami-Dade.
El culebrón es largo pues cuando Rubio era líder de la mayoría de la Cámara de Representantes de la Florida, utilizó su cargo oficial para pedirle a reguladores estatales que le otorgaran una licencia de agente de bienes raíces a su cuñado, sin tener en cuenta su participación en el narcotráfico.
Una carta que obtuvo el diario The Washington Post, dio una leve idea de Rubio cuando usó su creciente poder político para ayudar a su cuñado a rehacer su vida y brinda una nueva percepción sobre cómo el joven político entrelazódo su vida personal con la política.
El probable secretario de Estado, todo es posible dado el ilimitado poder de Trump, evitará discutir a fondo el caso de Cicilia y no responerá ninguna pregunta sobre la relación que tiene con su cuñado si el tema sale a relucir durante su confirmación en el Congreso.
Hasta aquí, lo que muchos piensan es chismografía, en especial los allegados del senador quien ya se proyecta como un “halcón” que aspira a poner de rodilla a América Latina.
El político en sus años en el Congreso, 13, destacó por asumir posiciones duras hacia Venezuela, Cuba, Nicaragua, e incluso contra otros países de la región gobernados por izquierdistas, y por cultivar lazos con líderes de derecha en la región.
«Será un firme defensor de nuestra nación, un verdadero amigo de nuestros aliados y un guerrero intrépido que nunca retrocederá ante los adversarios»,indicó Trump al anunciar la nominación de Rubio en un comunicado.
«Bajo el liderazgo del presidente Trump, lograremos la paz a través de la fuerza y siempre pondremos el interés de los estadounidenses y de Estados Unidos por encima de todo», indicó Rubio en la red social X. Son palabras que anticipan un resurgir de la Doctrina Monroe, esa que dice que es América para los (norte)americanos.
Dado el escenario mundial, todo sugiere que la Casa Blanca no tendrá como prioridad de su política hacia América Latina, primero estará Ucrania, la situación en el Medio Oriente y en el Indo Pacífico, un escenario donde quieren imponer presión sobre China.
Nada más fácil que delegar la política hacia sus vecinos a un Rubio o a alguien de su calaña.
Como miembro de los poderosos comités de Relaciones Exteriores y de Inteligencia del Senado, Rubio también es un activo opositor de la creciente influencia china en América, algo que si preocupa como mostraron durante los últimos años los militares del Comando Sur.
Muchos recuerdan que el senador y sus colegas cubanoamericanos fueron arquitectos de la estrategia fallida de reconocer en 2019 al diputado opositor venezolano Juan Guaidó como «presidente encargado» de su país en lugar del socialista Nicolás Maduro, quien sin embargo sigue en el poder.
Lo más posible es que la presión sobre Cuba aumente mientras intentarán algún acercamiento con presión sobre con Venezuela
Distintos expertos opinan que mantendrá esa línea dura como secretario de Estado, aunque otros señalaron tras la elección de Trump la posibilidad de que su gobierno cambie ante Venezuela y explore acuerdos en áreas como la migración para evitar una nueva oleada de migrantes.
Cynthia Arnson, miembro del Wilson Center, un centro de análisis en Washington DC, considera que lo más probable es que la administración Trump vuelva a aplicar sanciones petroleras generales contra Venezuela, incluidas sanciones secundarias a empresas como Repsol y Eni y a países como India que hacen negocios con la estatal PDVSA.
También existen diferencias con Brasil, Colombia y otros importantes vecinos del sur que pueden causar tensiones diplomáticas con viejos aliados de EE. UU., por lo que tal vez Rubio, si es electo, modere sus palabras.
El mandatario electo ya advirtió que podría castigar a México con aranceles a sus exportaciones a EE. UU. si el país no detiene el pasaje de migrantes indocumentados por la frontera.
Cuando se centre en la región, podemos esperar que Rubio sea duro con México y América Central como orígenes de migrantes a EE. UU. estiman ahora funcionarios del Departamento de Estado y, probablemente estreche vínculos con países como Argentina, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Perú o República Dominicana, gobernados por fuerzas de derecha o centroderecha.
Hay que ver como se pronuncia el Congreso con esta elección, y hasta dónde Trump le permitirá un protagonismo que ponga en crisis viejas alianzas con países latinoamericanos, y destape una crisis migratoria, entre otras respuestas, que provocarán cosas imprevisibles.
AL MAYADEEN