Ana Livia Esteves
El acuerdo Mercosur-Unión Europea dejó en segundo plano la última ampliación del Mercosur para incluir a Bolivia y Panamá. Con la llegada a la Casa Blanca del presidente que podría utilizar aranceles como amenaza, el grupo hace bien diversificando sus alianzas y protegiéndose de Donald Trump, señalaron los expertos a Sputnik.
Durante la Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur celebrada en Montevideo, la euforia generada por la
firma del acuerdo con la Unión Europea restó protagonismo a la consolidación de la nueva ola expansiva del bloque. Así,
Bolivia se estrenó como Estado miembro del Mercosur, que también se firmó un acuerdo con Panamá como Estado asociado, inaugurando su expansión hacia Centroamérica.
Tras más de 10 años de negociaciones, el presidente boliviano, Luis Arce, entregó el instrumento de ratificación del Protocolo de Adhesión del Estado Plurinacional de Bolivia al Mercosur durante la Cumbre de Montevideo.
«Con la entrada de Bolivia, el Mercosur se convirtió en la séptima economía del planeta, con un PIB [producto interior bruto] combinado de casi 3 billones de dólares. (…) El comercio entre nosotros moviliza la expresiva suma de 55.000 millones de dólares. El 75% de esta cifra corresponde a productos de alto valor añadido», celebró el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
El Mercosur representa ahora el 73% del territorio sudamericano, el 65% de su población y cerca del 70% del PIB regional. A pesar de la bonanza, el proceso de entrada de Bolivia fue largo y estuvo marcado por las turbulencias, afirmó la politóloga y doctoranda en Relaciones Internacionales de la Universidad de Río de Janeiro, Beatriz Bandeira de Mello.
«El proceso tuvo numerosas idas y vueltas por cuestiones políticas y (…) de inestabilidad, considerando que Brasil enfrentaba una crisis institucional, y Bolivia un golpe de Estado. (…) Dentro del bloque hubo quienes argumentaron que la entrada de Bolivia podría ‘ideologizar’ el Mercosur y causar parálisis en el bloque», sostuvo Mello.
La finalización del proceso se benefició de las estrechas relaciones entre los presidentes Lula y Luis Arce, que relanzaron proyectos conjuntos en el sector de infraestructuras.
«Vemos una convergencia de objetivos entre las presidencias brasileña y boliviana, especialmente en lo que se refiere a compartir recursos naturales —como el litio, esencial para la fabricación de semiconductores— y la proximidad con China, que es un gran importador de estos recursos», destacó Mello.
Lula manifestó el interés de los países en consolidar el proyecto del Cuadrante de Rondón durante una reunión bilateral con Arce en junio de 2025. La iniciativa pretende construir un puente binacional sobre el río Marmoré y garantizar la navegabilidad del río Paraguay y del Canal Tamengo.
«El presidente Lula ya afirmó que el gasoducto Brasil-Bolivia podría ser utilizado para transportar gas natural de Vaca Muerta, en Argentina», recordó Mello.
«En términos geopolíticos, otro recurso importante es la hidrovía Paraguay-Paraná, que ofrece una salida natural al Atlántico y podría ser útil para transportar la producción boliviana e integrarla en las cadenas de valor mundiales», agregó.
Además de los recursos naturales, la entrada de Bolivia favorece el desarrollo de la industria regional, que podrá contar con un mercado interno pujante y ampliado, opinó Robson Valdez, investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Brasilia.
«La entrada de Bolivia crea oportunidades para el desarrollo de industrias de valor agregado en los países del bloque, (…) ya que amplía el mercado interno del Mercosur e impulsa los flujos comerciales y las inversiones», comentó Valdez a Sputnik.
«Además, la ubicación geográfica de Bolivia en el corazón de América del Sur puede facilitar las conexiones logísticas entre los países miembros, especialmente con los corredores bioceánicos que unen el Atlántico con el Pacífico», aclaró el experto.
La economía nacional de Bolivia sale ganando con el Mercosur, ya que el país tiene ahora acceso a un mercado de 300 millones de personas y a una de las mayores economías del mundo: Brasil.
«Bolivia podrá acceder a los fondos de inversión del Mercosur, como el Focem [Fondo de Convergencia Estructural del Mercosur], y beneficiarse del libre tránsito de mercancías, personas y capitales. (…) La decisión también da un mayor peso político al país, que podrá participar en los procesos de toma de decisiones del Mercosur», señaló Mello.
Bolivia, país que exporta mano de obra a los países vecinos, podrá garantizar a sus nacionales residentes en los países del bloque el acceso a la educación, la salud y los derechos laborales participando en la llamada «ciudadanía Mercosur».
Por último, Bolivia también quiere ver reforzada su capacidad negociadora para sellar acuerdos con potencias extrarregionales, como la UE, subrayó Valdez.
«Bolivia está interesada en participar en negociaciones globales lideradas por Mercosur y tendrá una oportunidad única para ampliar su presencia global. (…) Acuerdos como el sellado con la Unión Europea podrían diversificar la economía boliviana, atrayendo inversiones en sectores estratégicos como los minerales y la energía», comentó Valdez.
Nada está escrito en piedra
A pesar de las celebraciones, Bolivia aún tendrá cuatro años para liberalizar su mercado para el Mercosur y adoptar el arancel externo común del bloque. En ese período, el país también deberá internalizar el Protocolo sobre Derechos Humanos en el Mercosur y el Protocolo Constitutivo del Parlamento del Mercosur, entre muchos otros.
«El Mercosur no tiene forma de presionar a Bolivia para que se adhiera rápidamente a los acuerdos, ya que se trata de un proceso que debe cumplir con las disposiciones constitucionales y legislativas de Bolivia», comentó el investigador de la Universidad Estatal de Río de Janeiro.
La incorporación de las normas del Mercosur genera inquietud, ya que fue uno de los principales obstáculos para la entrada de Venezuela como Estado miembro del bloque. La demora de Caracas en adoptar el arancel externo común fue una de las razones que llevaron a la suspensión del país del Mercosur.
«Creo que el Mercosur tratará de evitar que se repitan estas mismas situaciones, estos mismos problemas que ocurrieron con Venezuela, estableciendo calendarios claros y un seguimiento técnico riguroso para que Bolivia implemente realmente el arancel externo común y el resto de la legislación del bloque», opinó Valdez.
De acuerdo con él, el Mercosur debe «garantizar el diálogo constante y ofrecer incentivos económicos, junto con compromisos políticos firmes por parte de Bolivia» para «asegurar el ingreso exitoso del país al bloque».
Mercosur y sus acuerdos con los países sudamericanos convierten la región en una zona de libre comercio de facto. Por ello, Mercosur busca expandirse a nuevos territorios, como Centroamérica.
Durante la Cumbre de Montevideo, Panamá firmó el Acuerdo de Complementación Económica 76 (ACE-76), que
formaliza su entrada en el bloque como Estado asociado. Panamá es el principal socio comercial de Brasil en Centroamérica y el primer país centroamericano en incorporarse al Mercosur.
«La adhesión de Panamá fortalece las relaciones de Brasil con los países de América Central, aumentando las exportaciones y el flujo comercial, teniendo como referencia el Canal de Panamá y la Zona Libre de Colón», afirmó Mello.
El Gobierno brasileño adoptó la estrategia de diversificar sus socios para esquivar las críticas de miembros como Uruguay y Paraguay, que reclaman una mayor internacionalización del Mercosur. Montevideo incluso amenazó con retirarse del bloque si no se aceleran las negociaciones con potencias como China.
«Esta estrategia fue adoptada en la expansión del bloque hacia el Sudeste Asiático, véase el acuerdo firmado con Singapur en 2024, las negociaciones con Emiratos Árabes Unidos y la expansión hacia el eje Asia-Pacífico, que incluye diálogos con China y Japón», aseguró Mello.
La diversificación de alianzas llega en buen momento y prepara al bloque para enfrentar la nueva administración de Donald Trump en la Casa Blanca. Entusiasta de la imposición de aranceles, el nuevo presidente estadounidense podría crear dificultades para algunos sectores exportadores del Mercosur.
«Donald Trump ha prometido utilizar la guerra de aranceles para reducir el déficit comercial de Estados Unidos. En este sentido, las estrategias de vinculación del Mercosur con otros bloques, como la Unión Europea, y con Panamá crean la necesaria diversificación y dinamización de la economía del bloque», concluyó Valdez.
La 65.ª Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur, celebrada los días 5 y 6 de diciembre en Montevideo, puso fin a la presidencia uruguaya del bloque. A partir de 2025, Argentina tomará las riendas del Mercosur, con la tarea no solo de consolidar el ingreso de Bolivia al bloque, sino también de finalizar las negociaciones con Emiratos Árabes Unidos y aprobar el acuerdo recientemente firmado con la UE.
SPUTNIK