Olivorio Mateo

Biografías Patrias para Estudiantes

Por Juan Carlos Espinal

Olivorio Mateo fue una figura política real, cuyo liderazgo revolucionario, prácticas de curanderismo y cualidades mágico religiosas que se le atribuyen, le dan carácter mesiánico. Se le nombra también como Papá Liborio y, bajo esta denominación, es objeto de culto y devoción.

Nació en 1876, en San Juan de la Maguana. Era hijo de Andrés Mateo y Sacarila Ledesma, agricultores que vivían de la explotación de pequeños predios agrícolas. La figura mesiánica de Olivorio surgió a principios del siglo XX en San Juan de la Maguana.

Cuenta una leyenda que al cumplir los 18 años Olivorio Mateo desapareció inesperadamente, por 7 días, hasta que apareció, meditando, sentado en las tierras de su padre. Este era el inicio de su triple misión como curandero, profeta y guerrillero. Se presentó como un hombre de barbas largas que se autoproclamó enviado de Dios. Curaba enfermos con un trago de ron y un tomo llamado “Tirindanga”; a la vez, exhortaba a la gente a vivir en paz, incentivaba el culto a la Santísima Trinidad y hacía dramáticas profecías.

A partir de la revelación, Liborio, así llamado corrientemente, empezó a curar personas y a tener un discurso apocalíptico y profético (diversos hechos concretos anunciados por Olivorio Mateo ocurrieron a posteriori, como el gobierno de Trujillo, los aeroplanos, la tierra arada, la radio, entre otros). Recorrió, en peregrinación, toda la provincia de San Juan. El peregrinaje se
(1876-1922) extendió a todo el país para expandir el culto. Como otros personajes carismáticos, Olivorio Mateo emitió poder e influencia socio cultural y sus profecías lo confirmaron.

Tres señales que le dieron a Olivorio Mateo el reconocimiento como líder mesiánico de parte de sus seguidores, en la cultura popular de su época.

Las tres señales fueron las siguientes:
El cometa Halley, en 1910
El terremoto de San Bruno, en 1911
La Guerra Civil de 1912

Existen, además, elementos en su vida que recuerdan aspectos de la de Jesucristo: en primer lugar, cuando tuvo su revelación, volvió a los 7 días, es una referencia bíblica, un número mítico. También, como Cristo, fue crucificado, exhibido en su muerte, y al otro día de morir, su cuerpo desapareció. Se relaciona también a Olivorio Mateo, en la narrativa popular tradicional, con la reencarnación, tanto del cacique Caonabo como de San Juan el Bautista, ya que el sitio de “La Agüita” era originalmente un lugar de culto a este, hasta que transmutó a Olivorio Mateo.

El movimiento religioso se originó en una época de cambios rurales, donde el capitalismo entró con fuerza y dejó sin salida a gran cantidad de hombres y mujeres que vivían en zonas rurales y cuyo nivel de vida se pauperizó. En 1916, cuando el país fue ocupada por los norteamericanos, estos dispusieron doce ordenanzas agrícolas que perjudicaban a los campesinos; entre estas leyes estaban, la Ley del Sistema Torrens, la Ley de Partición de los Terrenos Comuneros, la Ley de Registro de la Propiedad Privada, la Ley de las Concesiones Agrícolas.
Olivorio Mateo se transformó, entonces, en defensor de los campesinos. Constituyó un ejército de liberación para protegerse de los ataques de los norteamericanos y estableció relaciones entre los Liboristas y los patriotas Gavilleros del Este.

Los patriotas liboristas manifestaron claramente su oposición a la ocupación americana (al negarse a entregar las armas, al responsabilizarse del encallamiento del buque USS Memphis, entre otros), y se empeñaron en reivindicar su identidad nacional. Por esas razones fueron perseguidos. El culto a Liborio es una de las manifestaciones del criollismo dominicano.

En 1920, Liborio consintió en entregar las armas que tenía en la resistencia popular, pero algunos de sus seguidores, especialmente, algunos perseguidos de la justicia que se habían refugiado en el movimiento, se opusieron. A partir de entonces, el gobierno de intervención consideró a Liborio el guerrillero más peligroso del país y agilizó los aprestos para darle muerte. Ese mismo año, Liborio y los soldados regulares bajo el mando de las tropas de intervención libraron, en el lugar conocido como La Peñita, un fuerte combate, el cual dejó un saldo de decenas de muertos y 67 heridos. En esa ocasión, el “Maestro” logró escapar con vida y se atrincheró con más de 200 hombres en la loma Sabrosa, en el noroeste de la república, próximo a la frontera. En ese punto, Liborio Mateo fue abatido a tiros el 27 de junio de 1922, al igual que uno de sus hijos, el nombrado Eleuterio Mateo.

Después de la muerte de Liborio, el movimiento revolucionario resurgió, a principios de los años 60. En esa fase del movimiento, ostentaron el liderazgo, carismático y mesiánico, los llamados “Mellizos”, Plinio y León Romilio, de la familia Ventura Rodríguez, quienes, en sus tierras de la comunidad Palma Sola, agruparon una comuna liborista que fue arrasada y quemada el 28 de diciembre de 1962, por tropas militares, al mando del general Miguel Rodríguez Reyes, muerto en la acción, y del coronel Francisco Alberto Caamaño, quien resultó herido en el enfrentamiento. También perdió la vida en el inci- dente el “mellizo” Plinio, al igual que cientos de campesinos, en lo que se conoce como la Masacre de Palma Sola.

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