Objetivos y opciones de reforma del sistema de pensiones de la República Dominicana
Por Hernando Pérez Montás
El desplome reciente de las tasas reales de interés de la cartera de inversiones de las AFP muestra la vulnerabilidad de las pensiones en los modelos de capitalización individual, mientras en sistemas de reparto o de beneficio definido el impacto de la inflación solo tiene un efecto marginal.
Esto así porque en el sistema de beneficios definidos (reparto) los aportes corrientes financian las pensiones de los retirados, de manera que ambas crecen juntas y no se requiere un esquema de acumulación de fondos. Esto es factible en vista del perfil a futuro de la demografía y el crecimiento económico de la República Dominicana.
Los bajos niveles de cotización en las AFP debido a la informalidad y a la irregularidad laboral resultan en una cobertura social muy limitada, y a alto costo. Por demás, el sistema de seguridad social dominicano se encuentra fragmentado, con más de la mitad de la empleomanía pública operando bajo el modelo de reparto aplicable a pequeños grupos, la cual podría ser insostenible sin grandes aportes fiscales a futuro, a menos que se amplíe la cobertura de aportes.
Lo anterior lleva a proponer la creación de un segundo pilar complementario, con financiamiento mixto y con costo neutral para los empleadores, lo que simplificaría y abarataría los procesos administrativos de gestión y evitaría la necesidad de otorgamiento de pensiones especiales.
A notar, existe una percepción errónea sobre la naturaleza de los modelos de reparto en el orden individual, los sistemas de reparto con tasas conjuntas de crecimiento poblacional y productividad superior a las tasas de interés de los sistemas de capitalización producen resultados econométricos adecuados, según consta en la famosa teoría de Aaron (1966) sobre la paradoja de la seguridad social, y la falacia que plantea el Profesor N. Barr sobre la superioridad macro-económica de los sistemas de capitalización. Contados países del mundo, y sólo RD. en el continente americano, han adoptado el modelo de capitalización individual (AFPs) como pilar único de sus sistemas de previsión social.
Medio siglo de experiencia en 22 países, con la ONU y la OIT me obliga a señalar que el análisis de las propuestas formuladas por las AFP a las Mesas Temáticas de Discusión de la Seguridad Social concluye que no resolverían la equidad del sistema de pensiones. Varias de las propuestas tienden a perpetuar el mecanismo de Devolución de Aportes en vez de conceder pensiones vitalicias; mantienen en el sistema de reparto para más del 50% de la empleomanía pública; proponen normas de financiamiento inapropiadas a cargo de los independientes y del sector informal, y plantean la postergación de la edad de retiro, lo que les permite extender la capitalización de reservas, aumentando las utilidades excesivas. Tampoco las propuestas de economistas y consultores de aumentar las tasas de aportes al 10.4% de los salarios y de aumentar gradualmente las edades de retiro a 65 años resolverán el objetivo básico de conceder pensiones adecuadas.
Esto así, el modelo de dos pilares en las propuestas que cursan en las Cámaras Legislativas debe ser modificado. El pilar de reparto a lograr deberá ser de capitalización colectiva parcial según las normas actuariales, y, por tanto, no requiere que un Ministerio de Hacienda se involucre directamente en la inversión de reservas actuariales.
Postergar la reforma implicaría que decenas de miles de asegurados con edades cercanas al retiro continuarán percibiendo la devolución de sus aportes personales o exiguas pensiones programadas, quedando en la indigencia a mediano plazo. El aumento de la inflación y el drástico descenso del rendimiento real de las inversiones evidencia la debilidad estructural de un solo pilar de capitalización individual, proceso agravado por las altas ganancias de las AFP basadas en el rendimiento nominal de la cartera de inversiones, independientemente de la pérdida actuarial en las cuentas individuales por el proceso inflacionario.
El país se ha quedado rezagado al no aplicar las reformas estructurales y paramétricas recomendadas, con tasas de reemplazo insuficientes para garantizar pensiones dignas el resto de la presente década en un régimen que, como plantea el Dr. Mesa Lago en un informe reciente de la CEPAL, carece de equidad y solidaridad social. l