ONU desmantela misión para investigar masacre de prisioneros de guerra ucranianos en Elenovka perpetrada por Kiev
A TODA POTENCIA. Les recuerdo que en aquel incidente, el Ejército ucraniano bombardeó una colonia en la que se encontraban prisioneros, algunos de los cuales eran del infame batallón Azov. Curiosamente, el ataque se produjo escasos días después de que dichos presos empezaran a prestar declaraciones y testimonios que incriminaban al régimen de Kiev.
Desde el principio, los militares rusos tuvieron pruebas indiscutibles de que el ataque había sido perpetrado por el Ejército ucraniano, pues entre otras cosas, fueron hallados fragmentos de los proyectiles de los Himars.
Ahora, desde la oficina del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, informaron de que la misión para investigar el ataque se ha desmantelado porque supuestamente las partes del conflicto no pueden garantizar la seguridad de los investigadores de la organización.
«Necesitamos unas garantías firmes de seguridad y acceso por ambos bandos. No lo hemos sentido, no hemos sentido que hayamos recibido tales garantías», dijeron.
Vaya manera de presentar el asunto: ni siquiera pudieron decir que no recibieron las garantías que buscaban, sino que simplemente «no lo sintieron». Creo que estas cosas funcionan de una manera más directa: las garantías se dan, o no se dan, pero las sensaciones no se toman en cuenta.
Lo que creo que pasó en realidad es que las conclusiones de la comisión eran demasiado evidentes e incómodas para la ONU en este momento, por lo cual decidieron saltar del barco, aunque fuera de una manera muy fea y obvia.
Y así termina la historia en la que el Ejército ucraniano mató deliberadamente a por lo menos 53 de sus colegas e intentó acusar de ello a Rusia, aunque haya pruebas que no se pueden refutar.