OPEP+ responde a las amenaza pasividad-agresivas de EE UU
Betzabeth Aldana Vivas.
Pintura: Tere Palacios, México. Exposición «Petróleo en movimiento»
Por matemática elemental, requiere de algún país productor de petróleo para cumplir con los eslabones comerciales que quedan sueltos y también con el reto actual de recargar la SPR. Nada fácil si Estados Unidos propiamente ha impuesto «sanciones» a países petroleros como Irán, Venezuela y Rusia, cercando mercados importantes.
En una entrevista para Bloomberg, el director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía (AIE), Fatih Birol, expresó que “si los productores de petróleo intentan subir los precios, esto solo acelerará la penetración de los autos eléctricos”. Este comentario lo dijo en relación a algunos elementos señalados en un reciente reporte Global Electric Vehicle Outlook de esa agencia que describe que para este año se espera que las ventas de vehículos eléctricos crezcan un 35% este año para llegar a 14 millones de vehículos.
Birol dijo en la entrevista que la OPEP debería «ser muy cuidadosa» en impulsar los precios del petróleo, ya que según él podría dañar la economía mundial y acelerar la transición de los combustibles fósiles. El director de la AIE ha sido crítico con el anuncio de la OPEP+ a principios de este mes en la 48ª Reunión del Comité Conjunto de Seguimiento, pautando un ajuste de producción de 1,66 millones de barriles por día (bpd) desde mayo hasta finales de 2023.

Ante estos comentarios, el secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Haitham Al Ghais, respondió por medio del comunicado bajo el título «La AIE debería ser muy cuidadosa con seguir socavando las inversiones de la industria petrolera», cuyas claves son:
- Se reiteró que la OPEP y la OPEP+ no tienen como objetivo los precios del petróleo, sino que los países miembros se centran en los fundamentos del mercado y en permitir las inversiones vitales de la industria petrolera, que precisamente el mundo necesita.
- Existen efectos en cadena como las políticas monetarias, la pandemia de covid-19, la geopolítica y las liberaciones de la Reserva Estratégica de Petróleo de Estados Unidos, por nombrar algunas, que han afectado a los mercados.
- El secretario general de la OPEP reiteró que tergiversar las acciones de la organización es contraproducente: «Es erróneo culpar al petróleo de la inflación y técnicamente incorrecto».
- Lo que realmente provocará la volatilidad en un futuro son los repetidos llamamientos de la AIE a dejar de invertir en petróleo sabiendo que las perspectivas basadas en datos prevén la necesidad por este preciado producto para alimentar el crecimiento económico mundial.
No es primera vez que Birol se queja por el aumento de precios del crudo. En febrero de 2022 instaba a la OPEP+ a «cerrar la brecha entre sus palabras y sus acciones», pues lo precios en ese entonces llegaron a más de 90 dólares el barril, el nivel más alto en más de siete años.
Incluso, es pertinente recordar aquel comunicado de la AIE en el año 2001:
- La AIE señaló «con preocupación» la decisión de la OPEP de recortar la producción de crudo en 1,5 millones de barriles diarios. Robert Priddle, entonces director de esa agencia, comentaba que «tales esfuerzos unilaterales para fijar los precios del mercado del petróleo simplemente agravan la volatilidad».
- Los altos precios recientes se han atribuido en parte a la falta de inventarios de combustible. Priddle argumentaba que los altos precios en el crudo dificultaban que se pudiera reponer los inventarios.
Las agencias occidentales se valen de la carta de los vehículos eléctricos por la sencilla razón de querer mantener los precios bajos del petróleo, es lo que querría cualquier comprador de un producto: obtenerlo al mejor precio.
Aunque es contradictorio, debido a que los altos precios de petróleo de los años 2004 a 2014 facilitaron la inversión en tecnología e innovación dándole surgimiento al fracking, que catalizó de manera absoluta la sobreoferta de petróleo, convirtiendo a Estados Unidos en el mayor productor de petróleo del mundo.
Volviendo a los vehículos eléctricos, este factor no puede considerarse como si su existencia anulara en absoluto al petróleo de cualquier uso en el sistema de consumo actual. Un ejemplo importante fue el estudio que realizó Morgan Stanley, que muestra la participación de los vehículos eléctricos frente a las estadísticas de consumo de petróleo en Noruega. Para la multinacional financiera, el petróleo crece junto con la población, más el hecho de que el aumento de la penetración de los vehículos eléctricos no es una razón para ser completamente pesimista con el uso del petróleo.
En el gráfico se observa que 72% de los vehículos en Noruega son eléctricos, pero el consumo de petróleo en el país no ha cambiado. Entonces, analizar este campo sólo tomando como muestra a los vehículos eléctricos, tal como argumenta la AIE, no asegura una fiabilidad en la data recopilada porque los vehículos son solo un pequeño pedazo en el amplio pastel del consumo de petróleo, e incluso de las emisiones de carbono.
Puede que el uso del petróleo para el transporte disminuirá lenta y progresivamente, pero la demanda general de ese recurso seguirá aumentando a medida que se necesite en las industrias, la petroquímica, la construcción, otros sectores de transporte, el comercio, el campo militar y más.
Aunado a ello, no por nada actualmente la ExxonMobil y Chevron están trabajando en conjunto en un proyecto de prueba de mezclas de gasolina renovable que podría reducir las emisiones de los automóviles convencionales a niveles competitivos con los vehículos eléctricos. El presidente de productos Chevron Americas, Andy Walz, afirmaba hace unos días que «la electrificación no es la única respuesta». Si el petróleo no fuese atractivo y no tuviera futuro, las grandes empresas dejarían de invertir en exploración, explotación, refinación, tecnología e innovación. Y este no es el caso.
Así que Birol puede dejar las amenazas a los miembros OPEP+ para otro momento. Los combustibles fósiles seguirán dominando la combinación energética en el futuro previsible.
LA RESERVA ESTRATÉGICA DE PETRÓLEO DE ESTADOS UNIDOS
El secretario de la OPEP, en el mencionado comunicado, se refería a que uno de los factores que afectaba al mercado petrolero global eran los retiros de petróleo en la Reserva Estratégica de Petróleo (SPR, siglas en inglés) de Estados Unidos. El año pasado, el retiro de ese reservorio registró 180 millones de barriles. Estos movimientos de la administración de Joe Biden ayudaron a contener un alza abrupta de los precios de la gasolina previo a las elecciones de medio término de noviembre 2022.
La tendencia a la baja de ese stock petrolero empezó en la pandemia de covid-19, y meses después de imponer «sanciones» unilaterales a la industria energética de Rusia, la caída de las reservas fue estrepitosa, alarmando a especialistas y funcionarios del gobierno estadounidense, debido a que se llegó a niveles iguales de 1983.
En este sentido, Estados Unidos podría tardar años en volver a llenar sus depósitos de petróleo después de los retiros récord del año pasado. ¿Las razones? Por la magnitud del retiro de barriles, los costos de mantenimiento de las cavernas de sal donde se encuentra depositado el petróleo serán enormes, dificultando la recompra de petróleo este año y, claro está, los precios de crudo en aumento ralentizarán la recarga. Para ilustrar la caída, sólo basta con ver que se registró el pico más alto en agosto de 2011, con 726 mil barriles, y para este mes el nivel está a 366 mil barriles, más de la mitad extraída.
Recientemente, Reuters informaba que la secretaria de Energía, Jennifer Granholm, dijo ante el Congreso estadounidense que «este año será difícil para nosotros aprovechar este precio bajo», al referirse a la recarga de los depósitos. Casi en paralelo, para Bloomberg, el Coordinador Presidencial Especial para la Infraestructura Global y la Seguridad Energética, Amos Hochstein, se preguntaba: «¿Por qué no tomamos esto un día a la vez?», sugiriendo que había que esperar y observar el comportamiento de los precios del crudo.
Ambas declaraciones no generan tranquilidad a las proyecciones de seguridad energética de la administración Biden.
Además, existe un precedente histórico que da señales de las condiciones de estos reservorios de petróleo. En 2016, funcionarios del Departamento de Energía (DoE, siglas en inglés) de Estados Unidos explicaban que la infraestructura de la reserva estaba llegando al final de su vida útil. En ese entonces se reportaban fallas en los equipos, tuberías corroídas y problemas en la integridad mecánica de los pozos, y a esto se debe agregar las variantes climáticas que afectan las grandes paredes de sal que cubren la estructura, reduciendo el espacio de almacenamiento.
El mantenimiento de la SPR lo han denunciado los republicanos desde el Congreso estadounidense, sobre todo Cathy McMorris Rodgers y el senador John Barrasso. En noviembre de 2022, enviaron una carta a Granholm solicitando documentación para todos los daños y el aumento de los requisitos de mantenimiento resultantes de los retiros recientes. También expresaron su preocupación por el rápido agotamiento de la SPR que pudo haber causado daños a la infraestructura, y esto podría comprometer la seguridad energética de Estados Unidos: «Nos dejará vulnerables ante nuestros mayores adversarios geopolíticos». Al final añadieron otra alerta importante:
En 2015, el Congreso requirió que el DoE realizara una revisión estratégica a largo plazo de la SPR y autorizó una inversión de 1 mil 400 millones de dólares para llevar a cabo un programa de modernización de la SPR. Nos decepcionó saber que el DoE suspendió recientemente el programa de modernización, conocido como Life Extension II, lo que resultó en retrasos críticos y sobrecostos.
Hace semanas, Granholm estuvo en la Universidad de Columbia en Nueva York y dijo que el gobierno podría comenzar a comprar petróleo para reponer una reserva de emergencia a finales de este año, cambiando su relato considerablemente de su exposición ante el Congreso.
CAPÍTULO VENEZUELA
Desde el año pasado, se observa cómo Estados Unidos está navegando por el mercado petrolero global esperando encontrar espacios ventajosos que puedan surtirlos del necesario recurso. La Venezuela sancionada por Estados Unidos juega un rol clave en este escenario urgente por obtener petróleo, principalmente, por elementos básicos comerciales: distancia y tiempo.
Sobre estos elementos es pertinente precisar el esquema construido por las transnacionales estadounidenses hace más de 100 años de historia petrolera en Venezuela.
No es coincidencia que en la costa del Golfo de Estados Unidos predominan las refinerías configuradas para procesar el petróleo crudo pesado, tanto en cantidad en cada punto cardinal, como en la capacidad de procesamiento, tal como se muestra en el mapa anterior con el color marrón. Al sur de ese Golfo, pasando las naciones del Caribe, se encuentra la costa venezolana como nodo de distribución de petróleo crudo pesado.
Medios de comunicación podrán desprestigiar las bondades del crudo pesado, pero no existe un petróleo superior que otro; simplemente se trata para cuál sector sería su uso. El crudo pesado venezolano es ideal para productos finales como asfalto, combustible fuel oil y diversas materias primas petroquímicas. Entonces, parece importante captar este mercado, ni hablar del reservorio de gas venezolano con una perdurabilidad a 300 años.
Ahora bien, la Administración de Información Energética (AIE) de Estados Unidos no puede determinar el crudo importado o producido que se oriente al consumo en ese país. Sin embargo, la AIE asegura que el petróleo que se importa en ese país se refina, se exporta (reventa o bachaquea) y/o se agrega a los inventarios de la SPR.
Tomando en consideración cifras del año 2022, a grandes rasgos, se puede sacar cuentas para visualizar la dinámica petrolera en Estados Unidos, a saber:
- La producción de crudo en Estados Unidos fue de 11,8 millones de barriles día (b/d).
- Las importaciones totales de petróleo crudo registraron 8,3 millones de b/d.
- Las exportaciones totales de petróleo crudo marcaron 9,5 millones de b/d.
- El consumo de petróleo en Estados Unidos corresponde a una media de unos 20,2 millones de b/d.
Evidentemente, el consumo de petróleo es mayor a lo que produce Estados Unidos. Siguiendo esas cifras, faltarían 8,4 millones de b/d para cumplir con el consumo total. Supongamos que lo obtienen de las importaciones, pero ¿y las exportaciones? Por matemática elemental, requiere de algún país productor de petróleo para cumplir con los eslabones comerciales que quedan sueltos y también con el reto actual de recargar la SPR. Nada fácil si Estados Unidos propiamente ha impuesto «sanciones» a países petroleros como Irán, Venezuela y Rusia, cercando mercados importantes.
No obstante, se debió hacer de tripas corazón, otorgando la licencia a Chevron y la licencia a Trinidad y Tobago con Shell asomada en la triangulación. Son movimientos resaltantes en este meollo que orbita en las medidas coercitivas unilaterales que atan a PDVSA. Otras empresas estadounidenses, como ConocoPhillips, han manifestado la necesidad de solicitar licencias al Tesoro de Estados Unidos para operar en Venezuela, mientras, según algunas agencias de noticias, Chevron revende el petróleo venezolano a refinerías rivales de PBF Energy Inc, Valero Energy Corp y Marathon Petroleum Corp, necesitadas de procesar el petróleo crudo pesado que provee Venezuela. El remanente de las Siete Hermanas quiere regresar a lo que consideraban como su hogar predilecto.
Aunque esta distribución no es constante ni permanente, me atrevería a decir que parte del petróleo venezolano que ha viajado últimamente, por medio de Chevron, a las costas estadounidenses son dirigidos también a la SPR, por el ligero aplanamiento de esta última semana de abril en la curva que desciende en el gráfico de la SPR. Lo que sí es cierto es que la llegada del crudo venezolano ha ayudado a la diversificación del mercado en Estados Unidos.
Por ello, no se descarta que, de ese atolladero estadounidense, el gobierno de Joe Biden se dedique a administrar licencias para que sus empresas petroleras tercericen con el Estado venezolano, por medio de las empresas mixtas, la compra de petróleo. Con Chevron está sucediendo.
*Betzabeth Aldana Vivas es articulista y colaboradora de Misión Verdad
Fuente: Misión Verdad