Para tratar de comprender la presencia de los Estados Unidos en el Caribe del siglo XXI.
Por Juan Carlos Espinal. #2
En gran medida la visión colonial del pensamiento político Dominicano no era sino que una consecuencia de la americanización de Santo Domingo. Por lo tanto, los partidos políticos dominicanos de pos guerra 1966-2024, no podrían ser sino que una respuesta directa a la creciente hegemonía estadounidense.
Sin embargo, en el siglo XXI deberíamos ir al pasado para luego volver al presente y así encontrar respuestas más rigurosas qué pudiesen llevarnos a entender el escenario actual en pleno siglo XXI.
En 1916, Washington interviene militarmente en República Dominicana, en respuesta a la desestabilización que amenazaba con instalar una guerra civil.
Aunque pocos líderes nacionalistas preveían en ese momento una ocupación larga, fue a finales de 1924 cuando las últimas fuerzas invasoras abandonan la nación.
Durante la ocupación, el movimiento nacionalista trató de mantener el hilo constitucional roto por el golpe de estado en 1924, con la esperanza de que se mantuviera la soberanía nacional.
La causa inmediata más importante de la ocupación de Estados Unidos de la República Dominicana, además de la lógica de su creciente involucramiento en los asuntos domésticos, era estrategica: el acceso de Estados Unidos a la costa del Sur y el Canal de Panamá, contra intereses de países europeos como Alemania.
También era esencial a esta preocupación estratégica una consideración económica más importante: preservar la hegemonía de Estados Unidos sobre la región caribeña, que era adyacente a áreas marítimas de considerable importancia para la economía de Estados Unidos.
De importancia menor era el interés específico de proteger el control de Estados Unidos de la economía dominicana, de su comercio y recursos, que eran insignificantes en comparación con los intereses geopolíticos de Estados Unidos en otros lugares.
La ocupación militar de Estados Unidos a República Dominicana deja como legado político la dictadura militar de Rafael L. Trujillo Molina.
Entre 1930-1961, República Dominicana se había convertido en un archipiélago de ultra mar de la política internacional de las esferas de influencia en virtud de su geografía más que por sus riquezas.
Décadas después, la intrusión del gobierno del presidente Lindon B. Johnson en 1965 en los asuntos dominicanos no fue un incidente aislado en la historia de la diplomacia estadounidense sino el resultado del control político de Estados Unidos en el país, por ejemplo.
A pesar de que el involucramiento militar de Estados Unidos en el Caribe se debió por lo general a una doctrina imperialista, esto cambió en 1898 cuando en virtud de la Guerra Hispano Americana Washington súbitamente entró en la diplomacia del control político y económico, tanto de Cuba como de Puerto Rico.
De esa manera, entre 1916-1965 Washington mantuvo su dominio sobre República Dominicana, convirtiendola en una colonia de ultra mar como en Puerto Rico y Cuba, instituyendo protectorados a través de la Enmienda Platt o dictaduras como las de Trujillo, y fue luego entonces cuando se embarcó en una serie de intervenciones.
La más importante de esas intervenciones ocurrieron en Panamá en 1903, Nicaragua en 1909 y 1912. En México en 1914. Haití en 1915 y en Cuba en varias ocasiones.
Además, a partir de 1905 Estados Unidos había impuesto receptorias de Aduanas para obtener el control financiero y político de República Dominicana, Nicaragua y Haití.
Hubiera hecho lo propio con Honduras, pero fue bloqueado por el voto negativo en el Senado de los Estados Unidos.
La ocupación Dominicana de 1916 a 1924 formaba parte de un patrón general de influencia creciente de la expansión capitalista en Estados Unidos tras su apogeo en el Caribe después de 1898.
Y el incremento de las actividades de Estados Unidos en el Caribe no era sino que parte de su presencia creciente en América Latina, el Pacífico y Medio Oriente.