Periodismo y el deber profesional (7 de 8)
Carlos Nina Gómez
Punto 8. Cabe destacar. El periodista incapaz, para seguir dejando gazapos en su redacción y que diariamente se “cuelan” en los periódicos dominicanos (impresos y digitales), suele escribir la siguiente innecesaria frase: “cabe destacar”.
Leamos el lead formado por estas líneas: “el ministro de Interior y Policía, Manuel Guerrero, dijo anoche que se diseña un ´programa con el propósito de frenar los actos delincuenciales que se cometen en República Dominicana”.
Cabe destacar que el funcionario también señaló que en las últimas dos semanas disminuyeron los actos de violencia en el país”.
Explicación: la frase cabe destacar, que también observamos en las noticias publicadas diariamente en todos nuestros diarios, tampoco es necesario colocarla en una crónica. Esa es otra pifia imperdonable.
Es tan fácil corregir esos errores. Solo con el elemental conocimiento que el periodista aprendió en las aulas -y en el trabajo que realiza en el fragor que ocasiona el agitado reporterismo del día a día- esas fallas que se filtran al redactar en sus crónicas desaparecen.
Punto clave. La acentuación de las palabras -y aunque parezca un detalle académico que corresponde a la enseñanza de la educación media- debe ser de absoluto dominio de todo periodista.
Aclaración: no expongo este señalamiento para detractar a colegas (¡Dios me libre!) que a veces, tal vez por descuido o desconocimiento normativo, cometen serios errores de acentuación en sus crónicas. Sobre el referido punto las fallas no son tantas. ¡Pero las hay!
También anotar que en la gramática del idioma castellano funcionan tres tipos de acentos: ortográfico, prosódico y diacrítico.
Con la aplicación correcta de estos acentos nacen las palabras agudas, graves (o llanas) y esdrújulas.
Además permite conocer qué es un monosílabo y por qué no debe llevar el acento ortográfico -es decir, la no colocación de la tilde-, salvo excepciones.
Precisión: Con estas sencillas anotaciones no pretendo dar clases de gramática, pero sí recordar aspectos claves del rico idioma castellano que a veces olvidamos -o desconocemos- en nuestro rol de periodistas.