¿Se está divorciando EU de Netanyahu? ¿O es que los demócratas «hacen frente” a sus errores en Gaza?

Alastair Crooke.

Ilustración: Al Mayadeen English

El discurso de Schumer fue menos una bomba en «Israel» que en EEUU, ya que los caminos del Likud y del liberalismo occidental se habían separado hacía tiempo.


El senador Schumer (que representa a un estado con más del 20% de la población judía de EEUU) pronunció la semana pasada un agudo discurso en el pleno del Senado en el que censuraba a Netanyahu como principal obstáculo para la paz en Oriente Próximo y pedía un nuevo liderazgo en «Israel».  Schumer fue implacable en sus críticas:

La coalición de Netanyahu ya no se ajusta a las necesidades de Israel después del 7 de octubre»… «El mundo ha cambiado -radicalmente- desde entonces, y el pueblo israelí está siendo ahogado ahora mismo por una visión de gobierno que está anclada en el pasado.

El discurso se distribuyó ampliamente a la Casa Blanca y a los donantes y grupos de interés judíos (entre ellos, al parecer, el AIPAC) antes de pronunciarlo.

El discurso, por tanto, se leyó a partir de un texto acordado y pretendía señalar un cambio importante en la postura de EEUU. Se «vendió» en los principales medios de comunicación estadounidenses como un «bombazo» a «Israel», advirtiéndole de que corría el riesgo de «perder» a EEUU (y a gran parte del mundo).

Sin embargo, ¿fue realmente un «decreto nisi«(1) de divorcio entre EEUU y Netanyahu?

Sin duda, muchos, si no la mayoría, de los judíos reformistas y liberales de Nueva York y otros lugares, estarían totalmente de acuerdo con la postura de Schumer. En conjunto, representan un núcleo de votantes demócratas.

Pero, si las palabras de Schumer constituían una declaración de intención de divorcio, la realidad es que «la pareja»lleva muchos años distanciada y llevando vidas separadas.

Hace años, Netanyahu se dio cuenta de que los demócratas estadounidenses estaban cada vez más despiertos, justo en el momento en que Netanyahu, el Likud y el sistema político israelí marchaban hacia la derecha, hacia el sionismo fundamentalista.

El ethos woke de búsqueda de reparación (discriminación positiva) de la identidad histórica y la discriminación racial y la exigencia de justicia social restitutiva estaban claramente reñidos y constituían una amenaza para el mundo sionista de derechos especiales para un grupo de población (los judíos) frente a otro (los palestinos) que compartía la misma tierra.

Los demócratas liberales y el sionismo radical seguían caminos divergentes.

La respuesta para el Partido Likud parecía ser un giro hacia la comunidad evangélica en los Estados Unidos, y dado que la mayoría eran republicanos, también hubo un cambio hacia el Partido Republicano como el principal patrocinador. (En 2007, el 51% de los protestantes en los Estados Unidos se identificaron con iglesias evangélicas).

En su momento, la derecha israelí lo consideró un movimiento audaz y controvertido. Pero desde la perspectiva del Likud, empezó a dar sus frutos, como en el caso del tenso traslado de la embajada estadounidense a Al Quds. Los demócratas no fueron los patrocinadores en este caso; fueron los evangélicos (por motivos bíblicos cristianos).

Desde este punto de vista, el discurso de Schumer fue menos una bomba en «Israel» que en EEUU. Los caminos del Likud y del liberalismo occidental se habían separado hacía tiempo. Lo que Schumer proclamaba era el divorcio de los liberales estadounidenses con «Israel» tal como es hoy (y no el mundo imaginado y teñido de rosa de dos décadas antes).

Los horrores de la guerra de Gaza han puesto de manifiesto que el «sionismo liberal» es ahora un oxímoron.

También está poniendo al descubierto la impotencia del enfoque laico-liberal de un problema (en la palabrería sobre la reforma de la seguridad de la Autoridad Palestina, las soluciones de dos Estados, la aceptación/normalización saudí… etc.) que se está volviendo cada vez más escatológico; impulsado por el miedo; el odio y los mandatos bíblicos de matar como mandato obligatorio según la Ley Halájica. Existe un bloqueo psicológico en Occidente para admitir que las compulsiones bíblicas pueden anular la «racionalidad».

Por supuesto, el elemento no dicho del discurso de Schumer es que los directores de la campaña demócrata se asustaron en Michigan por la magnitud del voto de protesta «no comprometido» contra el apoyo de Biden a los objetivos bélicos de Israel.

Netanyahu, al parecer, debe ser el chivo expiatorio de todo «Israel», que -con razón o sin ella- apoya abrumadoramente los objetivos bélicos del Gabinete en Gaza y Líbano. El señalamiento de Schumer absuelve efectivamente a Biden de su error inicial al abrazar a Netanyahu y declarar que EEUU «cubre las espaldas de Israel». Como señaló un analista

Biden sabe que Netanyahu está representando una posición mayoritaria sobre la guerra y que el presidente se está marcando un farol principalmente en beneficio interno. Biden tiene un juego al que está jugando, y es la crítica a Bibi… Reduce algunas de las llamas.

Además, el discurso de Schumer absuelve intencionadamente al Occidente «liberal» de haber conspirado, durante dos décadas, en el bloqueo deliberado por parte de «Israel» de cualquier perspectiva de que llegue a existir un Estado palestino, y evita la cuestión de por qué la Administración Biden sigue enviando bombas y municiones al ejército israelí.

Netanyahu puede haber desempeñado un papel central en la reciente transformación de Israel, pero no todo es obra suya. Estas dinámicas también fueron perfectamente visibles durante la era de Ariel Sharon.

Curiosamente, incluso el senador McConnell retomó estos puntos: «El Partido Demócrata no tiene un problema anti-Bibi: tiene un problema anti-Israel». Sin embargo, como de costumbre, la perspicacia se ve empañada por la política de partido: ¡McConnell espía la oportunidad de que el partido Republicano arrebate «la carta» de Israel a los demócratas!

Traducción nuestra


*Alastair Crooke, es un exdiplomático británico y es el fundador y director del Foro de Conflictos con sede en Beirut, una organización que aboga por el compromiso entre el Islam político y Occidente.

Nota nuestra

(1) Un decreto nisi significa que la sentencia es definitiva a menos que se presente alguna razón que altere los términos u órdenes.  En el Reino Unido el Decree Nisi es un decreto provisional de divorcio que se dicta cuando el Tribunal considera que una persona cumple los requisitos legales para obtener el divorcio. Si el juez está de acuerdo, el Tribunal enviará a ambos cónyuges un certificado en el que se indica cuándo se concederá el Decree Nisi. Una vez concedido, los cónyuges siguen casados, teniendo que esperar otros 43 días antes de poder solicitar un decreto absoluto, conocido como Decree Absolute para poner fin al matrimonio.

Fuente original: Al Mayadeen English

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