Sobre cómo chantajear subliminalmente al mundo
REDACCIÓN. Bolsonaro, además de haber declarado más de 100 veces durante la campaña electoral que dudaba de la transparencia del máximo órgano electoral de Brasil, ayer se fue a dormir sin reconocer la ajustada pero clara victoria de Lula.
Bolsonaro ya había declarado que de la presidencia de Brasil lo sacarían sólo preso o muerto.
A mi entender, todo esto no obedece a un gesto caprichoso o un arranque personal de Bolsonaro sino que hace parte integral de la estrategia de seguridad nacional de USA. Una estrategia que incluye el Lawfare y la guerra cognitiva que el Departamento de Estado impone como geopolítica para eternizar un orden pro moderno/ burgués capitalista para Occidente e imponer un infierno infinito colonial para Nuestra América.
Si no estoy equivocado, el escenario será entonces un Presidente de Brasil cuestionado, asediado y chantajeado desde el primer día de su mandato hasta el último día que aguante como presidente de un país que pudiera ser objeto de sanciones cada vez que Lula adopte una política incluso tímidamente popular o de centroizquierda.
La guerra judicial se transforma así en una geopolítica del chantaje permanente e infinito para que incluso los gobiernos con impulsos tibiamente nacionalistas, centro-izquierdistas, soft-progresistas o socialistas del tipo europeo no despeguen nunca.
Y si lo hacen, desestabilizarlos mediante oleadas de sanciones como han hecho con Cuba, Nicaragua o Venezuela. O mediante la activación de jugadas de impeachments a la carta hasta sacar o forzar la «saluda» de los presidentes, como lo han hecho con Bolivia, Brasil y Argentina.
Al Capone solía decir: «Más convence siempre un buen argumento con la pistola al cinto que solamente un buen argumento».