Tenis, resignación e ilusión

Raúl Bretón

Roland Garros ha sentenciado. Entre colofones, epitafios y puntos de inflexión, la tierra de París de esta última edición será recordada por marcar un antes y un después, y por un tardío cambio generacional de prolongada espera que finalmente llegó.

Son varias las lecturas: Nadal, aunque un adiós definitivo no hay salido de sus palabras, su realidad, su presente y la merma física natural que provoca el paso del tiempo, indica que su retiro es ya inaplazable, por más amor que este le tenga a un circuito que le ha estado mostrando las puertas del retiro durante la temporada de su territorio predilecto: la tierra batida.

La lesión de Djokovic marcó su despedida definitiva de la cima del ranking, y no basta que insista en su obsesiva terquedad de conquistar su Grand Slam número 25, todo indica que su declive ha iniciado mientras ha coincidido con el ascenso de dos jóvenes que por calidad y hambre de éxitos, le colocan un enorme obstáculo a sus desmesuradas pretensiones.

El fracaso de Zverev es una reiteración de que aquella llamada NetGen (Zverev, Medvedev y Tsisipas), no reunía las virtudes técnicas y poderío mental para ser el relevo del Big 3 (Nole, Rafa y Roger). Sinner, como primer italiano que alcanza la cúspide del ranking, a sus 22 años ya es un tenista contrastado, con el carácter propio de un veterano de mil batallas y con un dominio absoluto de cada uno de los aspectos técnicos de este juego. Su caída ante Alcaraz a instancias de las semifinales fue un anticipo de lo que pudiera ser un prolongado mano a mano entre dos jugadores que marchan a un ritmo más acelerado que el resto.

Alcaraz es a sus 21 un jugador todo terreno que no conoce de superficies favoritas. Ganador en la grama Wimbledon, el cemento del US Open y ahora en el polvo de ladrillo de París, es, no solo un portento físico inagotable, también es el talento prematuro mejor terminado a su edad, y dueño de un inquebrantable temperamento que le proporciona esa pequeña y por momentos necesaria dosis de arrogancia que la utiliza de manera positiva para elevar su confianza y creer más en sí mismo.

Alcaraz, a su edad, es el tenista con mayores dominios de cada uno de los fundamentos técnicos del tenis. Es una mezcla del Big 3 porque muestra la excelente toma de decisiones de Federer, el poderío mental de Nadal, y las condiciones físicas de Djokovic. Sinner y Alcaraz, ya como 1 y 2 del ranking, inician desde hoy la que será la gran rivalidad del tenis durante los próximos diez años.

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