¿Cambia Honduras de color político?
Por Tomas Lobo. La izquierdista Xiomara Castro lidera el conteo preliminar de votos tras los comicios en Honduras, que transcurrieron con tranquilidad pese a los malos augurios dejados por meses de violencia política.
Desde los primeros partes se notó la ventaja de Castro, que al filo de la pasada medianoche ya le sacaba más de 200.000 a Nasry «Papi» Aasfura, alcalde de esta capital y candidato del gobernante Partido Nacional (PN, derecha), cuyas esperanzas se desvanecen minuto a minuto…
Si bien el escrutinio definitivo comenzó recién al mediodía del lunes, ya en redes sociales se ha viralizado la etiqueta #SeFueron, para marcar el eventual fin de 12 años de administración nacionalista, con dos polémicos mandatos al hilo de Juan Orlando Hernández.
«¡Gracias pueblo! Revertimos 12 años de lágrimas y de dolor en alegría. El sacrificio de nuestros mártires no fue en vano», tuiteó Castro, quien reiteró su promesa de liderar un gobierno de reconciliación para superar la pobreza y el flagelo del crimen organizado.
Hito democrático
Castro es la candidata de una alianza opositora encabezada por el Partido Libertad y Refundación (Libre), una formación afín a la izquierda fundada por su esposo, el expresidente Manuel Zelaya, tras ser depuesto en junio de 2009 por un golpe de Estado.
Aquella asonada quebró la endeble democracia hondureña, restituida recién en 1980, tras varias décadas de administraciones militares, y abrió un capítulo marcado por los escándalos de fraude electoral, corrupción, narcotráfico, crímenes contra activistas y demasiada impunidad.
Aquella asonada quebró la endeble democracia hondureña, restituida recién en 1980, tras varias décadas de administraciones militares, y abrió un capítulo marcado por los escándalos de fraude electoral, corrupción, narcotráfico, crímenes contra activistas y demasiada impunidad.
Para el analista político salvadoreño Dagoberto Gutiérrez, el triunfo de Castro va más allá de la vieja polarización entre izquierdas y derechas, y representa un triunfo contra el bipartidismo que imperó en Honduras, donde el Partido Nacional y el Liberal se alternaban las riendas.
«Es, además, una victoria sobre los intereses del Gobierno de Estados Unidos en la región, y un golpe a su hegemonía, que cada vez se resiente más en esta zona que ellos se empeñaron en llamar Triángulo Norte», aseguró Gutiérrez a la Agencia Sputnik.
Voces de la victoria
La historia fue diferente esta vez para el periodista Salvador Nasralla, quien se sintió despojado hace cuatro años de la victoria en las urnas ante Hernández, a quien acusó de fraude y de realizar un golpe de Estado judicial para aferrarse al sillón presidencial.
Esta vez Nasralla, líder del partido Salvador de Honduras, se alió con Castro en una estrategia más enfocada en derrotar al oficialismo que en intereses partidarios. «Es un triunfo incuestionable», sentenció el político, uno de los tres designados (vicepresidentes) de Castro.
Esta vez Nasralla, líder del partido Salvador de Honduras, se alió con Castro en una estrategia más enfocada en derrotar al oficialismo que en intereses partidarios. «Es un triunfo incuestionable», sentenció el político, uno de los tres designados (vicepresidentes) de Castro.
Otra de las candidatas a designada, la diputada Doris Gutiérrez, confirmó a la Agencia Sputnik que «la única manera de vencerlos (al oficialismo) era mediante la unidad». Igual, la también abogada reconoció que los retos inminentes son enormes, tanto económicos como sociales.
«Prácticamente, debemos refundar la nación y levantarla de las cenizas», indicó.
Peligroso coctel
Si bien necesarias, estas alianzas constituyen un peligroso cóctel para la gobernanza. La defensora de derechos humanos Celia Medrano alertó sobre la posibilidad de que tantos compromisos diluyan las promesas de campaña de Castro.
«En el juego electoral que Centroamérica conoce, una amplia votación a favor de una candidatura no necesariamente es apoyo a una propuesta política, sino más bien un reflejo del desgaste de quien ha sido gobierno, y un voto de castigo», señaló Medrano en diálogo con la Agencia Sputnik.
«En el juego electoral que Centroamérica conoce, una amplia votación a favor de una candidatura no necesariamente es apoyo a una propuesta política, sino más bien un reflejo del desgaste de quien ha sido gobierno, y un voto de castigo», señaló Medrano en diálogo con la Agencia Sputnik.
La experta, una de las finalistas para encabezar la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, consideró que difícilmente pueda hablarse de un «gobierno de reconciliación» en un panorama sin esperanza y formación ciudadana como el que desangra a Honduras.
Para Medrano, un parámetro para medir si realmente regresó la democracia a Honduras estará en sus relaciones con el Gobierno de El Salvador, cuyo presidente, Nayib Bukele, sugirió votar por cualquiera menos por Asfura.
«Tres indicadores para ir definiendo ante qué estamos serán el trato a la prensa y el respeto a la libre expresión y opinión, la transparencia en el ejercicio público y acciones puntuales sobre el rumbo económico», señaló la especialista.
Al respecto, valoró que Castro planea revertir las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE) impulsadas por Hernández, y que han sido criticadas porque, en esencia, ceden soberanía a cambio de inversiones (y comisiones).
Por lo pronto, casi un 70% de los 5,2 millones de hondureños empadronados acudió a las urnas, una participación alta como pocas en la historia democrática de este país, que da una idea de la necesidad de la ciudadanía de hacerse oír. Y luego pedir cuentas…