Carta del Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez a su esposa Arlette Fernández (1965)

Cuando un oficial jura apoyar y defender la Constitución de la República Dominicana contra todos sus enemigos, extranjeros y nacionales, toma la obligación más grande de su vida.No soporto más la situación en que me encuentro, mientras mis compañeros luchan y mueren. Esto es terrible para mí sólo, Dios sabe lo que siento cuando hablo por teléfono con los muchachos y me doy cuenta de que no puedo estar a su lado, por eso…aunque sé que es una muerte segura, me voy, como sea, *he agotado todos los recursos imaginables para poder entrar, pero ha sido imposible, imagínate, he pasado días enteros entre montes y cañaverales tratando de entrar en bote, ya que en avioneta no se puede, no se prestan, con razón a entrarme, hasta Venezuela he ido y todo resultó infructuoso.*

Estoy consciente del peligro, pero tu sabes que lo más sagrado para mí es el deber y hoy debo cumplirlo nada menos que con mi patria y mi pueblo y me siento dichoso de que Dios me brinde la oportunidad de cumplirlo como soldado.
Si me pasa algo, sé que vas a sufrir mucho; y tú y mis hijos pasarán trabajo, no les dejo siquiera una casa, pero cuando te veas muy apurada recuerda que esto es más que nada porque fui honrado y tengo mis manos inmaculadas; esto debe servirte de orgullo e incentivo para luchar, sé que eres valiente y no me defraudarás.
Además, recuerda lo que tanto te he dicho: todos tenemos nuestro destino marcado y si el mío es morir por mi patria, es el destino más maravilloso que hombre alguno pueda tener y la felicidad que yo sentiría es algo inexplicable.Yo tengo el privilegio de haber aprendido a amar a mi pueblo y a mi patria de esta forma que sólo sé, de haber tratado de superarme a mí mismo…Tú sabes como he luchado con las tentaciones de la vida, para hacer que en mi mente y mi corazón aniden siempre y en todos los momentos, la vergüenza, la honradez, la justicia, el amor y el patriotismo, tú sabes todo esto, mi vida; por eso, si caigo por defender y cumplir con estos sagrados principios, por mis ideales que tanto he tratado de que sean verdaderamente puros, tú y mis hijos deben estar orgullosos, porque yo, desde donde esté me sentiré muy feliz.
En nombre de ese amor que nos tenemos, tienes que luchar con todos los medios a tu alcance para hacer de mis hijos hombres dignos y de vergüenza, honrados y valientes (sé que tú lo eres), porque si yo no puedo llegar a hacer por mi pueblo todo lo que pienso, entonces ellos tendrán que hacerlo, son mi aporte a la patria que venero, la única herencia que le dejó a ti y a ella, los varones, sean o no militares, tienen que luchar y morir si es necesario por verla libre y a nuestro pueblo feliz y lo que es más, que den su vida, si es que tienen ideales y entonces como dice aquel escrito que puse en un cuadro : «no habré vivido en vano.

 

La he copiado de un artículo del periodista Homero Dominguez Fernández, en el periódico Hoy, de hoy 16 de mayo 2017. Fidel Soto.La dedico a los miembros del Comité 9 de Febrero.

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