Cuento de Navidad

Juan Bosch

(Fragmento)

«Viendo las ciudades de la Tierra, los ricos palacios en lo alto de las colinas y a orillas de los mares; admirando el esplendor con que vivían los reyes y sus favoritos, los grandes mercaderes y los jefes de tropas, San Gabriel se preguntó por qué el Señor Dios había resuelto tener un hijo con una mujer pobre, que moraba en choza de barro y arreaba asnos cargados de agua por caminos polvorientos. ¿No era el Señor Dios el verdadero rey de los mundos, el dueño del universo, el padre de todo lo creado? ¿No debía ser su hijo, pues, otro rey? Si tenía que nacer de mujer, ¿por qué Él no había escogido para madre suya a una reina, a la hija de un emperador, a la heredera de un príncipe poderoso? A juicio de San Gabriel el Hijo de Dios debía nacer en lecho adornado con cortinas de terciopelo y seda, entre oro y perlas, rodeado por grandes dignatarios y damas deslumbrantes, y a su alrededor debía haber un ejército de esclavos listos a servirle; así, todos los pueblos le rendirían homenaje y veneración desde su nacimiento, y los grandes y los pequeños le obedecerían porque estaban acostumbrados desde hacía muchos siglos a respetar y honrar a quienes nacían en cunas de reyes. *¿Había dicho el Señor Dios que Su Hijo estaba llamado a mostrar al género humano el camino de la paz, del amor y del perdón, o había él oído mal? De ser así, ¿no le sería más fácil imponer la paz si nacía hijo de rey y por lo mismo obedecido por millares de soldados que harían lo que Él les ordenara?*
El Arcángel San Gabriel se detuvo un momento a meditar. Pensó que tal vez él estaba equivocado; a lo mejor se había confundido y el Señor Dios no le había hablado de choza ni de mujer pobre ni de asno ni de botijos de agua. Volvería allá arriba a preguntarle al Señor Dios, y hasta de ser posible discutiría con Él el asunto.
Pero el hermoso ángel ignoraba que el Señor Dios estaba mirándolo; e ignoraba también que el Señor Dios sabía qué cosa estaba pensando él en tal momento. Podemos imaginar, pues, el susto que se llevó cuando oyó la enorme voz del Señor Dios llamándole. He aquí lo que le dijo el Señor Dios:
—Gabriel, estás pensando mal. Te dije lo que te dije, no lo que tú crees ahora que debí decirte. Mi Hijo nacerá en casa pobre, porque si no es así, ¿cómo habrá de conocer la miseria y el padecimiento de los que nada tienen que son más que los poderosos? *»¿Cómo quieres tú que Mi Hijo conozca el dolor de los niños con hambre si El crece harto? Mi Hijo va a ofrecer a la humanidad el ejemplo de su sufrimiento, ¿y quieres tú que se lo ofrezca desde el lujo..»*

(Fragmento del Cuento de Juan Bosch:
«Cuento de Navidad», escrito en La Habana, Cuba. Año 1956)

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