Despolitización y desencanto: estas son las causas del abstencionismo en América Latina

Angélica Ferrer

Los altos porcentajes de abstencionismo en las elecciones generales que se han realizado recientemente en países de América Latina muestran la despolitización y el desencanto de la sociedad en la actualidad, dicen expertos en temas políticos e internacionales consultados por Sputnik.
Prueba de esta situación son los resultados de las recientes elecciones primarias en Argentina y el balotaje en Guatemala. En ellos, el porcentaje de población que no acudió a las urnas fue de 30,38 y 55,1%, respectivamente.
Una cifra similar se reflejó en los comicios locales del Estado de México, en el país latinoamericano y una de las entidades esenciales para definir el rumbo de las votaciones presidenciales de 2024, por el volumen de su padrón, entre otros elementos. En ese ejercicio, que se llevó a cabo a mediados de junio pasado, el abstencionismo fue de poco más de la mitad de la población (50,12%).
«La respuesta parece sencilla de decir, pero es aún más complicada de analizar. Ocurre por el desencanto generalizado por la política y el ejercicio de esta entre los políticos», explica el especialista en relaciones internacionales por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Carlos Manuel López Alvarado.
Mientras tanto, el maestro en estudios sociales por la UNAM Christian Salazar expone que gran parte de este sentimiento es por las campañas políticas, que suelen ser tediosas y repetitivas para el electorado, donde los anuncios en las calles, la pinta de bardas y los mensajes en radio y televisión son la constante desde hace décadas.
«No hay que creer que caen en lo mismo porque no saben hacerlo. Los partidos políticos tienen la intención de despolitizar a la gente para tener el control y que no exista una inestabilidad política. Prueba de ello fue lo que se vio en las elecciones en el Estado de México. Fue terrible, ya que en los debates no había contraste de ideas; ahí, en realidad, existía un guion», considera.

Consecuencias de no acudir a votar

Las consecuencias del abstencionismo son varias y van desde el encarecimiento de los procesos electorales (como muestra, el precio del sufragio) hasta el alejamiento total de la población ante las decisiones políticas que se toman en su localidad o país.
«Las personas ya no se involucran en los asuntos sociales y públicos que nos afectan a todos (…). Si no se interesan en ni siquiera saber quién dirigirá y administrará los recursos del Estado durante los siguientes años, la realidad es que no les importará otro aspecto de la vida social y común con el resto. Para mí, es la consecuencia más grave del abstencionismo», apunta López Alvarado.
Una segunda repercusión es que los partidos políticos, al ver que el respaldo de la gente es bajo, no se sienten comprometidos a resolver las exigencias y necesidades de la población.
Una tercera secuela del abstencionismo es que no se fomenta un espíritu cívico y éticode dar seguimiento a las acciones del Gobierno en turno.

Simplemente, la población comienza a operar de la siguiente manera: dice ‘yo no lo elegí, no tengo la capacidad de poderle exigir’. Y también ocurre con los que pierden, si esto pasa, tampoco se da la rendición de cuentas», destaca el docente de la UNAM
Mientras tanto, Salazar comenta que, en contadas ocasiones, el abstencionismo es una manera de protestar contra las instituciones.

«Se utiliza como una forma de mostrar que no estamos de acuerdo con lo que se hace, desde la selección de candidatos y que no hay un proceso real para elegirlos dentro de los partidos, que no hay contraste de ideas y hasta que todo está acordado. Es evidente que así la gente pierde el interés, y en esta época la población se da cuenta que las cúpulas partidistas en realidad están decidiendo las cosas y solo utilizan la participación electoral para validar lo que ya hicieron previamente», acota.

La muestra de un ajuste que se hizo después de que poca gente acudiese a votar figura en México a mediados de la década de 1970, cuando el Partido Revolucionario Institucional (PRI) aún era una fuerza hegemónica en el país y donde reinaba el abstencionismo.
La situación «llevó a la famosa reforma de 1977, que hizo el entonces secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles, con la que los partidos políticos fueron reconocidos, se les otorgó subsidios y se flexibilizaron las reglas para que hubiera más grupos políticos registrados. Así se desarrollaron las condiciones para, posteriormente, el surgimiento de la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procedimientos Electorales», expone el especialista.
Al menos en las elecciones presidenciales que siguieron en México, las celebradas en 1982, la cantidad de gente que no acudió a votar fue menor. De acuerdo con datos del Instituto Nacional Electoral (INE), fue de 33,13%.

Abstencionismo frente al voto nulo y el blanco

Pero hay diferentes maneras en que la población puede comportarse más allá de elegir en una boleta electoral. También puede decidir dejar su sufragio en blanco o invalidarlo.
Para López Alvarado, el asistir a las casillas y realizar esas acciones es aún más profundo que el decidir hacer caso omiso a los llamados a votar.

«Yo le daría más peso al voto nulo que al abstencionismo, porque ahí sí hay una consciencia de acudir a las urnas y decir: ‘no estoy de acuerdo con ninguno de los candidatos’. Es un ejercicio de la práctica política informada», afirma.

No obstante, para el experto en temas internacionales, uno de los puntos que deben tomar en cuenta las instituciones políticas y electorales es cómo transformar las políticas para reflexionar sobre la nulidad de un voto.
«Es un fenómeno interesante que puede tener grandes efectos, ya que las ciudades y las personas se articulan para ejercer presión y lograr una transformación de la práctica política», ahonda.

Posibles soluciones

Para Salazar, algunas estrategias para disminuir el abstencionismo en América Latina son que existan más partidos políticos, ya que la imagen de los que tienen larga data está desgastada ante la sociedad, además de que no representan a toda la sociedad de manera clara y contundente.
Además, «estamos en una nueva etapa de la democracia, donde ahora es deber de la ciudadanía exigir, pero ya no a los grupos políticos, sino a ella misma» para requerir cuentas claras a quienes aspiren a cargos públicos
Sumado a esto, las instituciones electorales deben flexibilizar las reglas para que haya más propuestas independientes o candidaturas sin partido, estimó.
«En este momento, y al menos en México, la manera en que están planteados los lineamientos es que los propios militantes de los partidos políticos, cuando no les dan candidaturas, se inscriben en otro sitio, como por una especie de consuelo», precisa el experto.

«Cuando la gente comience a ver que hay formas donde sí puede incidir para la toma de decisiones, donde existen partidos donde puede participar, evidentemente el interés y asistencia a las urnas será mayor», asevera Salazar.

En este sentido, López Alvarado indica que lo ideal es que la gente se acerque a conocer a los candidatos, cómo se desarrolla la vida política de su localidad o país y no temerle a las discusiones en la materia en su círculo más cercanos.
«Hay que enseñarnos a hablar de política. Siempre es mejor en términos de las discusiones tener pleito que ninguna discusión porque, al menos, con una charla hay una confrontación de ideas (…). Además, sería pertinente que las y los docentes empiecen a hablar dentro de sus aulas de la política desde un punto de vista donde se muestre el ejercicio de la población más que el realizado por los políticos», concluye.

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