En pensiones, salió más cara la sal que el chivo

Por Luis Holguin-Veras. Los dominicanos asumen que vale más 30% en la mano que nada volando.

Ante el fracaso inminente del sistema de capitalización individual, que en el inicio de la Seguridad Social se ofreció como la alternativa infalible para el aseguramiento de pensiones dignas, superiores a las que garantizaban los planes existentes en el país, hoy las mismas AFP reconocen que les es imposible ofrecer pensiones que se correspondan a los salarios con los que cotizaron las personas afiliadas.

Es evidente el fracaso del sistema de capitalización individual.

Al reflexionar sobre los cimientos sobre los que se implementó el “novedoso” Sistema Dominicano de Seguridad Social (SDSS), muchos han olvidado las rigurosas y enérgicas acciones con las que la Superintendencia de Pensiones (SIPEN) revisó los planes de pensiones existentes, los que hasta ese momento habían funcionado con eficiencia y a los que se les aplicaron rígidas normativas con las que se decía, se garantizaría su debido funcionamiento.

Como resultado, solo algunos pocos de los planes existentes lograron mantenerse operando y la mayoría fueron obligados a cerrar.

Nos preguntamos si valió la pena que la SIPEN se enfrascara en la campaña que siguió contra esas entidades, hasta lograr que se liquidaran, tal y como muestran las evidencias documentales de cada caso.

Recientemente hemos escuchado a destacados profesionales hablar sobre el fracaso del sistema de reparto, mencionando al Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS) como el ejemplo de ese supuesto fracaso.

Pienso que es necesario analizar objetivamente las causas del fracaso del IDSS y sobre todo, las responsabilidades de todos los que, beneficiándose de malas prácticas, permitieron y condujeron ese fracaso.  No solo debe auditarse la responsabilidad de los Directores de esta institución, sino a los miembros de su Consejo Directivo y todas sus relaciones con la administración de dicho organismo.

El IDSS tenía deficiencias, que ciertamente fueron mejoradas en el diseño del SDSS, como lo es la universalidad de la cobertura, pero su descalabro no puede presentarse como un descalabro del sistema de reparto.

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