Hoy, todo cambio parte del territorio

César Pérez.

Es propicia la ocasión para hacer alianzas audaces para evitar que sigan presentándose impresentables en las boletas electorales o a gente valiosa, pero sin la más mínima posibilidad de ser elegido mediante el voto en las instancias de los poderes del Estado.

Entramos de lleno en la campaña electoral, la campanada de las encuestas, , un instrumento/guía que, como los ilusionistas, agita los espíritus de incautos y de algunos cautos así lo indican.  Aquí, las encuestas políticas centran la atención básicamente en los candidatos presidenciales con mayores posibilidades de alcanzar el poder, dejando fuera del interés de la población las candidaturas a puestos en los gobiernos locales, esencialmente. Y es que en nuestra cultura política no se ha entendido que hoy, el cambio en un país indefectiblemente se inicia en el territorio, en los espacios locales. Algo sólo es posible con dirigentes probos y preparados, armados con proyectos capaces de integrar la comunidad en su gestión.

Desafortunadamente, la cultura del presidencialismo implícita, en el referido tipo de encuesta, fortalece la quimera de que para cambiar el país basta la voluntad del presidente que surja del proceso electoral, una ilusión que aquí comparten todos los partidos. Sin importar su signo. Por eso, unos centran sus tácticas en la búsqueda de una candidatura presidencial que supuestamente los uniría y otros para su supervivencia en la unidad en torno al partido de mayores posibilidades de triunfo, sin que falten los ilusos impenitentes que trillan solos el empinado y tortuoso camino de las elecciones presidenciales. Una cortedad de miras que limita los alcances del eventual gobierno de quienes tienen fuerza para alcanzarlo y a los que no la tienen, de lograr presencias importantes en los gobiernos locales.

Desde hace casi cuatro décadas se ha evidenciado que una administración es más eficaz y eficiente cuando se hace en y desde el territorio; la llamada territorialización de la política. De ahí los énfasis en la descentralización y potenciación de la política en los espacios locales, lo cual ha determinado en algunos países importantes niveles de participación y representación de las comunidades en la solución de sus urgencias. Contribuyendo de ese modo a elevar la calidad de la democracia de esos estados, que se materializa en mayores niveles de desarrollo político, económico y social de muchos estados. Como sociedad, persistimos en darle la espalda a esa realidad o a incurrir en muchos equívocos. No creo que esta circunstancia cambie en este ya iniciado proceso electoral, pero propicia es la ocasión para insistir en el tema.

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