Jesús de Nazaret, ante la borrasca

Juan López

El tiempo de pascua, de paso, de cambios, trae consigo turbulencias, confrontaciones, momentos muy delicados en la historia de la humanidad. Hoy es jueves, un día como hoy, un Judío maestro, Mesías, alguien con tanta convicción que se autoproclamó hijo enviado de Dios para liberar todo lo que está bajo opresión. Ese hombre recogió la memoria histórica del pueblo y le imprimió su amor al grado de despertar la alegría y la esperanza, de mover muchedumbres y ponerlas a tono con las exigencias de la realidad según el plan de Dios, Jesús puso a la gente a soñar y trabajar por la libertad. La élite dominante se sentía acorralada por la palabra y el ejemplo de aquel hombre y el crecimiento cuantitativo y cualitativo del pueblo, y quería matarlo por ser un hombre peligroso, gran dirigente social con una postura política muy clara frente a la élite sacerdotal y las relaciones con el imperio Romano.

La élite logró su objetivo tocando egos y encontró en Judas, uno del núcleo de confianza de Jesús, el perfil que necesitaba. Judas Iscariote, quien entre varias teorías en la literatura apócrifa, posiblemente venia o intentaba rescatar el movimiento sicarius, un movimiento de nacionalistas Judíos que cargaban su hoz y no dudaban cortar el pescuezo de un romano mal parado, pero los evangelios lo caracterizan como uno de esos hombres que le crecen los ojos más grandes que un plato cuando oyen hablar o miran dinero. Judas pidió dinero y recibió 30 denarios a cambio de entregar a un amigo que lo recibió en la organización, lo acogió, hasta le confió la tesorería. ¿De dónde venía el dinero que recibió Judas? Nada más que de la corrupción y el crimen. Judas traicionó a su amigo por lo que ahora serían unos 60 dólares o un poco mas, poquito pero era un dinero maldito. Lo que uno debe entender es que la alianza entre la élite económica, financiera, religiosa y política con el crimen organizado tiene historia. En nuestro tiempo, al hacer el análisis y unir los cabos de un sistema criminal, se puede concluir que el crimen tiene gente que es capaz de dar muchos besos, abrazos, adular hasta el extremo o financiar proyectos. El crimen tiene negociadores, relacionadores públicos, fiscales, jueces, magistrados, militares, jerarcas religiosos, inversionistas, diplomáticos y gatilleros, aparecen en la escena del crimen contra Jesús, contra San Romero, Berta y tantas gente víctima del crimen.

La clase dominante tiene astucia, ayer y hoy, y Jesús fue víctima de una conspiración en todos los frentes; religioso, económico, político, judicial, mediático y social. Judas quería dinero y lo encontró, había de sobra, pero lo engañaron con tan poco y no lo disfruto porque terminó colgado de las ramas de árbol y con la lengua de corbata. !pobre hombre! Igual que Judas, nadie es feliz con dinero del crimen. Al menos Judas sintió que la traición era una bomba que explotaba y no dejaba en paz a su conciencia y quiso regresar el dinero para resarcir el daño de alguna manera, pero los dueños del dinero una vez lograron su objetivo, le dieron la patada en el trasero al pobre Judas, lo abandonaron a su suerte. ¡cuantos hombres y mujeres caen en el juego de la traición al pueblo y acaban muy mal. Los ricos que conducen la estrategia de conspiración contra quien les desestabiliza su sistema de corrupción, impunidad y acumulación de capitales, no tienen aprecio por nadie. Utilizan a dirigentes comunales, gremiales, sindicales, campesinos, religiosos, defensores de derechos humanos, hasta que logran sus objetivos, después los mandan al carajo, o los aniquilan. Un colaborador del crimen, si maneja mucha información delicada, puede llegar a ser un peligro para quien lo utiliza. El imperio del mal es criminal.

Pero en el contexto de los acontecimientos que rodean el crimen contra Jesús, miramos que algo no cuadra. El domingo, primer día de la semana de la conmemoración de la fiesta patria desde el éxodo de Egipto hacia Palestina bajo la conducción de Moisés, Miriam y Aaron, el pueblo entró muy efusivo, con ánimos de rebeldía y mostrando unidad. ¡Hosanna, Hosanna, bendito el que viene en nombre del señor! Gritaba a todo pulmón mientras las banderas (trapos o ramas de árboles) flameaban en las calles empedradas de Jerusalén. La protesta era tan compacta que hasta cerró el funcionamiento del templo, banco o mercado central, sacando Jesús a los comerciantes y derrumbando sus mesas y su dinero. Ya en la cena del adiós y mientras Jesús daba el ejemplo más radical del amor y la comunión, lavar los pies de sus amigos y amigas, el asunto fue cambiando al interior de la dirección del movimiento. El anuncio de la traición, Pedro no acepta que le laven los pies, las preguntas entre compañeros abren fisuras y todo sube de tono. ¡nada fácil es mantener la unidad en un ambiente de fuertes presiones externas y de traiciones!. La dispersión, la negación, la persecución, el miedo se apoderó del grupo y se trasladó al pueblo que también cambió de opinión y de posición. El discurso de los ricos dicho en todos los medios, confunde y el pueblo pierde el rumbo. La fuerza de la prensa y las redes sociales es brutal para entorpecer a las víctimas y ponerlas en defensa de sus verdugos llegando a pedir la crucifixión para quien en algún momento fue su Mesías.

Con un grupo de pobres enajenados defendiendo la falsedad, los ricos no necesitan hablar, las víctimas lo hacen por ellos. La astucia para mover los escenarios, hacer cambiar de opinión a la gente y colocarla del lado del crimen, es un arte que da el diablo para perpetuar la mentira, la corrupción y la impunidad. En nuestros días, la administración pública está llena de hechos de gente que ha recibido dinero u otra forma de pago de los consorcios empresariales extractivos para entregar el agua, la tierra, la salud, la educación, los bosques, la energía, las costas, los minerales, la agricultura, etc. habiendo jurado respetar y hacer que se respete la Constitución y las leyes, y de pronto, surgen grupos de gente pobre, en movimientos u ONGDs, llena de rabia y de odio, defendiendo a quien los utiliza y coloca contra su prójimo. Gente que ha sido manipulada, engañada, enajenada por unas cuantas monedas, piñatas o raspado de calles, se enferma del corazón y se convierte en un huracán que destruye el reino de la verdad, la justicia y la paz, el reino del amor, destruye la imagen de quienes están del lado de la verdad.

La imagen de aquel Jesús del viernes rojo cayó tan bajo que se quedó solo, a excepción de su madre y sus discípulas más cercanas, hasta sus más cercanos amigos lo vomitaron de su boca. La soledad es demoledora cuando el crimen triunfa, pero es la característica de los hombres y las mujeres libres. Cuando la verdad cae en la desgracia construida por la mentira, nadie la prefiere, todo mundo la detesta. Es que la comodidad es bonita y comúnmente, la gente preferimos abandonar la verdad para conservar la comodidad. El punto es que la mentira cuando muere, muere para siempre, en cambio, la verdad es como el izote, siempre retoña, siempre resucita. En ese hombre torturado y asesinado por las mas altas elites del mundo grecorromano, o del mundo anglosajón ahora, se condensa la firmeza del amor, la sangre de todas y todos los que mueren por amar, de él llega la firmeza en el amor para nutrir la esperanza y el batallar en nuestros días, está prohibido concesionar o acomodar la verdad. Solo ella nos hace y nos hará libres.

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