La anatomía de una farsa
Pedro René Almonte Mejía
Una estrategia bien pensada, un cerebro maquiavélico crean las ideas, un panorama plagado de hartazgo, unos actores en oposición dispuestos a lo que sea, incluso mentir sobre una mentira, y prometer sobre una promesa.
Todo esto fue suficiente para recrear en el imaginario del dominicano, que estábamos muy mal en todos los renglones de la vida nacional y que para “salvar” el país había que cambiarlo todo.
De modo que, el uso de aquel slogan / panfleto “el cambio va” cayó como anillo al dedo, luego de recrear el ambiente absolutista de que todo había que cambiarlo.
Sin embargo dos años después, en los cuales ahora vivimos la realidad que nos ha tocado, a unos más benévola y a otros literalmente se los está llevando el diablo. Ya todos saben que no se cambió, ni se está cambiando ni se cambiará nada.
Todo fue una farsa orquestada desde hace años, donde se mintió sin límites y sin desparpajo, sólo basta con leer los tweets de años atrás, que afloran cada vez que los hechos de hoy tiran por el suelo lo que se dijo y lo que se escribió en el pasado.
En un intento de reelección cómo se puede reconquistar la confianza de alguien que creyó y que los hechos no le han dejado otra opción que pensar que le mintieron.
Por un momento imagine usted que mi opinión está parcializada; entonces, un dia cualquiera desarrolle el ejercicio de que si su vida está mejor o peor que antes…¿ha mejorado la educación?
¿Ha mejorado la salud? ¿Ha mejorado la seguridad ciudadana? ¿La delincuencia ha mermado? ¿Los servicios públicos en general han mejorado o empeorado?
¿Ha mejorado el costo de la vida? ¿Los combustibles?¿Ha mejorado la corrupción? ¿Sí? ¿Dónde están los cancelados de este gobierno por acciones que riñen con la ley? , pues están en su casa echándose fresco… mientras a la piñata le siguen dando en la madre.
El cambio prometido y tan vociferado sólo se llevó a cabo en los logos de las instituciones del gobierno.