La guerra de contra información de los servicios de inteligencia.
Por Juan Carlos Espinal.
El espionaje como herramienta política forma parte de la guerra informática del establecimiento contra la integridad de la ciudadanía.
La Cyber guerra es una ofensiva política del Gobierno del presidente Abinader qué marca el comienzo de una nueva era tecnológica para la Dirección Nacional de Inteligencia.
La presencia de los estrategas del Comando Sur de Estados Unidos en las operaciones de levantamientos de información en la zona fronteriza con Haití explica la nueva doctrina de la Inteligencia militar del Ejército Nacional.
Los rápidos cambios geopolíticos y tecnológicos suponen la mayor prueba de los servicios de inteligencia militar desde los tiempos de Radio Caribe.
Desde que el Gobierno del presidente Abinader comenzó a controlar los medios de comunicación corporativos llenandoles de publicidad estatal discriminando a otros estaba tratando de guardar los secretos de más de 40 funcionarios públicos destituidos por corrupción.
Desde Comunicaciones de la Presidencia se ha intentado ocultar los actos de corrupción de unos a otros involucrados en el entorno del presidente Abinader.
El espionaje telefónico a opositores políticos, líderes empresariales y personalidades públicas ha sido y seguirá siendo parte esencial de la estrategia de extorsión política de los servicios secretos de los estados aunque hoy en día sus técnicas continúen involucionando.
Las primeras connotaciones de espionaje masivo como política de Estado de este Gobierno se manifiesta en la mensajería electrónica para que los Botts y Trolls de la Presidencia de la República puedan comunicarse entre sí y con sus aliados de los medios de comunicación montar campañas millonarias de desinformación.
En el campo emergente de la contra inteligencia, la Cyber guerra informática ayudó a descubrir los planes del fraude electoral perpetrado en el PLD contra Leonel Fernández.
Durante los primeros años del Gobierno del presidente Abinader las capacidades de filtración de las empresas privadas de inteligencia, la firma de contratos públicos de las Fuerzas Armadas con particulares y la judicialización de los partidos políticos dominicanos impulso una estrategia que se elevó literalmente a miles de millones de pesos.
Con la llegada de los grupos económicos del PRM al poder los servicios de inteligencia se han politizado en gran magnitud a tal punto que el Ministerio de Defensa puede otorgar contratos militares con una claridad impresionante.
La instalación de antenas de escuchas ilegales a través de INTRANT no solo rinde homenaje a crímenes sin solución sino que erosiona la intendad de las Fuerzas Armadas dominicanas, del Ministerio Público y del Congreso Nacional.
La desconfianza pública en quienes desde el Gobierno del presidente Abinader sirven a su país se encuentra en su más baja reputación.
El arresto de funcionarios públicos de tercera categoría no es sino que un recuerdo imperecedero de innumerables actos de corrupción.
Sin embargo, esos casos de corrupción involucran a muchos funcionarios del círculo íntimo del Gabinete presidencial.
Los éxitos electorales silenciosos de la compra de cédulas, la discriminación selectiva de medios de comunicación, el soborno a más de 75 alcaldes de oposición, por ejemplo, sigue siendo por mucho un mundo de intriga desconocido por la opinión pública nacional.
Los errores que a veces cometen los presidentes electos en el Gobierno empañan la historia de la Dirección Nacional de Inteligencia.
La prueba de integridad que mejor define a los servicios de inteligencia ha sido siempre la de anticiparse en favor de los intereses nacionales y ayudar a los responsables políticos a sortear cambios profundos en el panorama internacional protegiendo a la ciudadanía, en momentos históricos de excepcionalidad que sólo se producen en contadas veces cada siglo.
Como ha reiterado el ex presidente de la República, el Dr. Leonel Fernández :
«La sociedad Dominicana se enfrenta hoy a uno de esos raros momentos donde su integridad personal está en juego».
El ascenso de grupos económicos al poder, el revanchismo político de sectores del PRM y el enriquecimiento ilícito plantean retos geopolíticos a los gobiernos de enormes proporciones en un mundo de intensa competencia desleal.
Qué Dios nos proteja.