La guerra de Guido

Rafael Grullón

Cuando Jaime David Fernández comenzaba a hacer pininos en la televisión dominicana, nos encontrábamos en la redacción de Noti-Tiempo, Radio Comercial, cubriendo los paneles televisivos para la edición del noticiero del mediodía.

Fue a él, a Jaime David, que en una entrevista televisiva lo escuchamos narrar el cuento de aquel personaje de novela que llegó un día a su casa contento y lleno de algarabía, y cuando le preguntaron la razón del festejo, contestó: «Fue que salí en el periódico».

La respuesta generó otra pregunta: ¿Por qué saliste en el periódico?, lo cuestionaron, y respondió: «Fue que un caballo me entró a patadas».

Y esto viene a cuento para narrarles que una vez estando en el trabajo, recibimos una llamada y al contestar estaba al otro lado del teléfono una secretaria para comunicarnos que Vicente Bengoa quería que le giráramos una visita a su casa.

Concertada la cita para un día después, cuando llegamos a la casa de Bengoa, allá nos esperó con una picadera acompañada de un vino. Bengoa nos narró muchas anécdotas de su historia en el PLD, como aquella de que Juan Bosch no reveló en su momento que Francisco Hernández había dirigido una carta de renuncia al Comité Político de verdad del PLD, ignorando que el líder del Partido, entonces puntero en las encuestas, lo propondría como su compañero de fórmula.

Pero aunque usted no lo crea, cosas como esa de trascendencia histórica no eran el objeto de la convocatoria que nos había hecho a su casa Bengoa, sino para decirnos que fue él quien le presentó en Nueva York a Miguel Solano a Leonel Fernández. Cuando su secretaria nos llamó para la cita, habíamos escrito el día anterior un artículo en El Nacional titulado: «Lo que no entiende Guido».

En realidad, la narrativa de aquel artículo el personaje no era Guido, sino Miguel Solano, a quien el PLD bajó a las bases en unas primarias internas en una boleta electoral como precandidato presidencial junto a Leonel Fernández y Jaime David, y en vez de terminar regocijado de aquella oportunidad y reconocer el ganador, siguió la guerra sin adversarios ni enemigos a la vista, ya que se habían replegado.

Terminamos diciendo entonces en ese artículo que había una especie de paralelismo entre Guido Gómez Mazara y Miguel Solano, ya que Guido fue a una contienda en el antiguo PRD con Miguel Vargas y siguió peleando terminada la contienda.
Nadie aprende en cabeza ajena y los que dan conejos terminan siendo calificados de entremetidos, pero entendemos que Guido debe ir a la contienda que se aproxima en el PRM, no importa el método, teniendo en cuenta que cuando la guerra llega a su fin, ya que Mao, el timonel chino, escribió en su tiempo que “había que luchar con razón, con ventaja y sin sobrepasarse”.

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