La importancia de las coaliciones electorales del voto independiente.
Juan Carlos Espinal.
Las movilizaciones sociales tienen como característica principal la acción política como mecanismo de presión social, crecimiento electoral y multiplicación.
Los mecanismos de presión social usualmente desembocan en propuestas de desarrollo sostenible que mucho tienen que ver con la imperiosa necesidad de las clases dominantes en ponerse de acuerdo rápidamente para sofocar la construcción de un bloque opositor.
Las coaliciones sociales, políticas y económicas son fases ulteriores a las movilizaciones electorales pues suceden a la transacción política.
Las coaliciones sociales y políticas son instrumentos electorales que en la democracia representativa permiten liderar tendencias mediáticas, consolida la intención del voto y fortalece la reputación del partido.
Entre las diferentes coaliciones sociales, las alianzas electorales nos muestra el peso de la intermediación de las clases sociales y políticas dominantes, la neutralidad del voto abstencionista y la volatilidad de la mediana burguesía.
Las coaliciones electorales rompen con la intermediación de los grupos económicos, amplia la base de participación política y desarrolla una política cooperativista.
La concentración del voto, las cuotas, el voto preferencial, la ausencia de garantías constitucionales, la falta de una reforma electoral y de partidos del actual modelo sustituye los procesos de construcción democrática alterando el orden constitucional de las cosas.
En ese sentido, las circunstancias histórico- políticas de la evolución democrática exhiben una involución que induce a pensar en la necesidad de ampliar la participación de las mujeres, los jóvenes universitarios y atraer los primeros votantes hacia el Bipartidismo PRM-FP.
El Estado de Derecho, la defensa de los derechos fundamentales y la constitucionalización de los partidos debe ser incorporado a la actual Constitución de la República para evitar una disrupción de las libertades públicas.
Las coaliciones sociales comprenden diversas fases políticas.
Usualmente, los bloques opositores crean estas iniciativas a partir de las divisiones políticas, el derrumbe de la credibilidad de los gobiernos y una profunda recesión económica.
Existen métodos politicos que permiten crear esas condiciones psicológicas y materiales.
Hasta ahora la democracia representativa concentra el monopolio de las candidaturas, el monopolio de la participación política y el control ciudadano.
Las coaliciones electorales convergen al mismo tiempo con las grandes insatisfacciones socioeconómicas de las clases medias y los trabajadores.
No sabemos con certeza si al momento de escribir estas líneas si la reelección del Presidente Abinader ha logrado dividir al gobierno del partido, habrá decidido poner fin al infuncional modelo de partidos políticos del presidencialismo o sencillamente ante los efectos de la crisis global el gobierno está resignado.
Es evidente que los dominicanos de entre 18-35 años comienzan a comprender que en los gobiernos del Progreso, 1996-2000 y 2004-2012 el crecimiento económico fue la justificación esencial para la consolidación del fenómeno del crecimiento, la creación de empleos, el fortalecimiento institucional de la Justicia, mejoría significativa en los salarios de los servidores públicos, estabilidad democrática, seguridad jurídica y gobernabilidad en crisis.