Las demandas sociales

Apolinar Veloz

En el Gobierno nadie se ocupa de evitar la confrontación social que se avecina si persisten las políticas que favorecen solo a un pequeño grupo del sector privado y desampara a la gente. Entonces, pareciera que la única opción es exigir en las calles.

Durante las tres décadas de la dictadura trujillista, la cúpula empresarial dominicana participó limitadamente en actividades productivas o comerciales en roles secundarios en las empresas del dictador. Esta relación subordinada concentró en manos de Trujillo la estrategia de desarrollo industrial y agrícola y retardó la compresión de la función empresarial en el diseño de un plan de largo plazo para impulsar el desarrollo económico nacional.

 

Trujillo construyó una economía con fuertes lazos intersectoriales domésticos y limitó las importaciones, para evitar el impacto del déficit de la balanza comercial en la economía (Cassá, 1982 pág. 364). Por tanto, la cúpula empresarial en general se limitó a servir de soporte en los planes económicos del tirano. De manera que, a la caída de la dictadura, ese grupo de empresarios en lugar de elaborar una estrategia de desarrollo alternativa puso en marcha un plan de fácil realización que consistió en la privatización de los negocios del tirano.

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