Desde su establecimiento como Institución de Educación Superior (IES), mediante la Resolución 15-2023 emitida por el Conescyt, en el Instituto Especializado en Formación Política Electoral y del Estado Civil (Iespec) somos conscientes de los grandes retos institucionales que enfrentamos. En materia de educación y sensibilización electoral en la República Dominicana, este instituto debe asumir un rol clave en la reconstrucción del vínculo entre la ciudadanía y la democracia. El contexto es complejo, caracterizado por lo que muchos definen como un «cansancio democrático», palpable en distintos segmentos de nuestra sociedad.
El escenario global y local presenta un reto institucional inmediato: una creciente desafección ciudadana hacia la política y las instituciones democráticas. Esto exige que el IESPEC, adscrito a la Junta Central Electoral (JCE), asuma un rol estratégico y urgente. Su misión no debe limitarse a formar técnicamente a los actores electorales, sino que debe extenderse a liderar una verdadera transformación cultural que devuelva el sentido, la confianza y el valor a la participación democrática en la República Dominicana.
Según datos del Latinobarómetro (2023), solo el 38 % de los dominicanos confía en la democracia como sistema de gobierno y menos del 25 % confía en los partidos políticos. Esta crisis de legitimidad no solo amenaza la estabilidad institucional, sino que erosiona la base misma de una participación electoral informada y responsable. En este escenario, el Iespec enfrenta retos profundos que van más allá de la capacitación técnica; está llamado a convertirse en un motor de sensibilización cívica, de alfabetización democrática crítica y de conexión emocional y racional entre la ciudadanía y la política.
Este artículo pretende identificar y analizar los principales desafíos que encara el Iespec en materia de educación y sensibilización electoral, proponiendo líneas de acción concretas, innovadoras y contextualizadas. La primera de ellas se orienta a superar la percepción de una neutralidad pasiva, pues entendemos que el Iespec debe ser proactivo, no reactivo. Uno de sus primeros retos es trascender la idea, tanto interna como externa, de que su trabajo se limita a capacitar a funcionarios electorales, delegados de partidos o miembros de mesas de votación. En tiempos de desafección, la formación electoral no puede ser un ejercicio meramente técnico o pasivamente neutral; debe ser proactiva, crítica y transformadora.
La ciudadanía no solo necesita saber cómo votar, sino también votar de forma informada con base en propuestas, interiorizando para qué se vota y qué sucede después de la votación. El Iespec debe liderar campañas permanentes —no solo en año electoral— que respondan a las preguntas reales de la gente: ¿Qué cambia si voto? ¿Cómo se fortalece la democracia si participo? Para alcanzar estas metas, el IESPEC impulsará propuestas concretas y colaborativas, diseñando e implementando Planes Permanentes de Educación Electoral y Participación Ciudadana —como la carpeta de capacitación de la mesa de mujeres políticas—, con metas anuales, indicadores de impacto y evaluaciones independientes.
Otro desafío es crear y consolidar una línea editorial del Iespec con materiales pedagógicos accesibles, tales como videos cortos, infografías, guías prácticas, podcasts y contenidos interactivos dirigidos a distintos públicos (jóvenes, mujeres, adultos mayores, comunidades rurales). Además, es fundamental establecer alianzas estratégicas con el Ministerio de Educación, universidades, ONG y medios comunitarios para integrar la educación electoral en los planes curriculares y espacios de comunicación masiva.
Por ello, el Iespec no puede esperar a que la ciudadanía llegue a él; debe ir a donde está la gente: escuelas, barrios, redes sociales, iglesias y centros culturales. De manera puntual, debe combatir la desinformación y formar para discernir, no para obedecer. Otro reto central es enfrentar la epidemia de desinformación y polarización que contamina el debate público. En la era digital, donde WhatsApp y TikTok pueden definir la agenda política de millones, la educación electoral debe incluir competencias de pensamiento crítico, verificación de fuentes y análisis del discurso, en un esfuerzo conjunto con la Dirección de Comunicaciones de la JCE.
Durante las elecciones de 2024, se generaron en redes sociales campañas de bulos que, disfrazadas de información, intentaron sin mayores consecuencias generar incertidumbre y amenazar la integridad del proceso. De ahí la necesidad de que el Iespec asuma con responsabilidad ética la adopción de herramientas que permitan a nuestros ciudadanos navegar en este entorno hostil, ahora potenciado por la inteligencia artificial, sin caer en la desconfianza paralizante o en la manipulación.
Por esta razón, debe sopesarse la incorporación de un módulo transversal de «Alfabetización Mediática y Verificación Electoral» en todos los programas de formación del Iespec. Este módulo, dirigido a los actores del sistema y a la ciudadanía, debe incluir ejercicios prácticos para detectar noticias falsas, analizar discursos políticos y usar responsablemente las redes sociales. Esto debería acompañarse de una campaña nacional en alianza con la Dirección de Comunicaciones de la JCE, con un lema como «No te dejes engañar: verifica antes de compartir», difundida mediante anuncios en radio, TV y redes, y protagonizada por figuras jóvenes, comunicadores y líderes comunitarios.
Desde esta perspectiva, la formación electoral que está llamada a ejecutar el Iespec, como espacio académico de la JCE, debe ser inclusiva, relevante y emocional. Se plantea como reto institucional reconectar con quienes han abandonado la política, como los jóvenes, las mujeres en zonas rurales, las personas con discapacidad y otros sectores vulnerables que sienten que «la política no es para ellos». Según el PNUD (2022), más del 60 % de los jóvenes dominicanos entre 18 y 30 años no se siente representado por ningún partido y muchos ni siquiera se inscriben en el padrón. Para ellos, la política es un espectáculo lejano y corrupto, sin conexión con sus vidas, mientras que el desempleo, el transporte, el costo de la universidad, la violencia de género y el medio ambiente se han convertido en factores estructurales que dificultan su participación.
Una propuesta sobre la mesa es desarrollar, con la colaboración de la Dirección de Comunicaciones, una plataforma digital gamificada (por ejemplo, «VotaRD»). En ella, los jóvenes podrían simular elecciones, evaluar propuestas de candidatos, desempeñar roles de funcionarios y obtener certificaciones por completar módulos de formación. También se podrían diseñar materiales de sensibilización en formatos accesibles: en lenguaje de señas para personas con discapacidad auditiva, en audio para personas con baja alfabetización y con lenguaje juvenil y memes educativos para redes sociales.
Además, se propone la creación de un Sistema de Voluntariado Electoral Juvenil, certificado por el Iespec, que permita a los jóvenes ser facilitadores, observadores y promotores de la cultura democrática en sus propias comunidades, con reconocimiento académico y curricular. La educación electoral no debe ser un monólogo institucional, sino un diálogo con la ciudadanía. Para ello, debe aprovecharse la recién creada Cátedra Identidad y Democracia, un espacio donde el Iespec, los actores del sistema electoral y los ciudadanos puedan escucharse y tomar acciones consensuadas para fortalecer la participación.
Estamos conscientes de que el Iespec, como vanguardia de la reconstrucción democrática, está llamado a una tarea que va más allá de garantizar un espacio académico operativo; su misión es la construcción de ciudadanía y de una nueva cultura cimentada en valores éticos. En tiempos de desafección, el Instituto no puede limitarse a capacitar técnicamente, sino que debe liderar una verdadera revolución cívica que devuelva el sentido, la confianza y el poder a la ciudadanía.
Para lograrlo, debe convertirse en un actor proactivo, presente en la calle, en las redes, en las escuelas y en los barrios. Debe innovar constantemente en metodologías y canales para llegar a donde la desafección es más profunda. Su impacto no debe medirse por la cantidad de capacitados, sino por la calidad de la transformación, verificando los avances en la percepción y el incremento de la confianza, lo que permitiría, a corto plazo, reducir la abstención mediante el fortalecimiento de las exigencias ciudadanas informadas.
El Iespec, tiene la oportunidad histórica no solo de ser un centro de formación político-electoral, sino de convertirse en el alma mater de la democracia dominicana, en el corazón de una nueva cultura democrática caracterizada por el rigor crítico, participativo e inclusivo. No se trata solo de formar electores, sino de formar ciudadanos conscientes, empoderados y comprometidos con el futuro de la nación. En tiempos de crisis, la formación cívico-electoral no es un lujo: es un acto de resistencia democrática, y el IESPEC está llamado a ser su principal artífice.