¿Por qué Israel y Taiwán son estrechos aliados?

Joseph Massad.

Ilustración: El logotipo de Gold Apollo, empresa taiwanesa vinculada al atentado con buscapersonas de la semana pasada en Líbano, muestra la bandera de Taiwán en esta foto tomada el 19 de septiembre (Reuters/Dado Ruvic/Ilustración).

El posible papel de Taiwán en el ataque con buscapersonas de Israel es sólo el último de una larga historia de relaciones militares entre los dos Estados colonos-coloniales.


La semana pasada se identificó a una empresa taiwanesa de buscapersonas en relación con el ataque terrorista de Israel contra Líbano, en el que se detonaron buscapersonas con trampas explosivas que mataron al menos a 32 personas e hirieron a miles más.

El posible papel de Taiwán en estas explosiones mortales es sólo el último de una larga historia de relaciones militares y colaboración entre los dos Estados coloniales, que se remonta al menos a medio siglo.

En la década de 1970, cuando Israel, la Sudáfrica del apartheid, y Taiwán eran apodados «Estados parias», su alianza y cooperación en el comercio de armas era uno de los principales focos de su amistad.

El régimen del Kuomintang (KMT) en Taiwán, y antes en China, había sido amigo del sionismo desde la Primera Guerra Mundial y apoyó la Declaración Balfour.

Las relaciones israelo-taiwanesas se estrecharon considerablemente después de que Israel lanzara su guerra genocidacontra el pueblo palestino en Gaza el pasado octubre.

Taiwán se apresuró a condenar la operación palestina del 7 de octubre y donó más de medio millón de dólares para financiar servicios a los soldados israelíes y a sus familias.

El posterior genocidio no alteró la postura de Taiwán, como expresó su ministro de Asuntos Exteriores, Joseph Wu, en una reunión celebrada en marzo con académicos israelíes en Taipei:

Condenamos el ataque terrorista de Hamás y nos solidarizamos con Israel. Nuestra postura no ha cambiado.

El Ministerio de Asuntos Exteriores taiwanés apoyó la visita.

Tras las represalias de Irán contra Israel el 13 de abril por los ataques de este último contra su consulado en Damasco, Taiwán se apresuró a condenar a Irán.

Dos días después, la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, se reunió con una delegación de miembros de la Knesset israelí encabezada por Boaz Toporovsky, jefe del grupo interparlamentario de amistad Israel-Taiwán, y expresó la solidaridad de su país con Israel.

Durante la reunión, Tsai transmitió sus sinceras condolencias y solidaridad a la delegación. Toporovsky afirmó que “en estos horribles momentos, Israel vio y recordará siempre el apoyo de Taiwán”.

Bases del imperialismo

La relación Taiwán-Israel tiene una historia interesante, que no se limita sólo a una alianza anticomunista durante la Guerra Fría, sino que se basa principalmente en su aislamiento diplomático y político en gran parte del mundo.


El imperialismo tiene miedo de China y de los árabes.Israel y Formosa [Taiwán] son bases del imperialismo en Asia”. Mao Zedong, 1965


Fue Mao Zedong quien reconoció por primera vez la naturaleza de ambos regímenes en 1965.

Con ocasión de recibir a una delegación de la Organización para la Liberación de Palestina, Mao declaró:

El imperialismo tiene miedo de China y de los árabes. Israel y Formosa [Taiwán] son bases del imperialismo en Asia. Vosotros sois la puerta del gran continente, y nosotros la retaguardia. Crearon Israel para vosotros y Formosa para nosotros. Su objetivo es el mismo.

La isla de Formosa -que los portugueses llamaron Taiwán en el siglo XVI- adquirió importancia después de 1947 y aún más después de 1949.

La revolución china ganó terreno y acabó derrotando al partido nacionalista de derechas Kuomintang, dirigido por Chiang Kai Shek. Los dirigentes del Kuomintang y más de un millón y medio de sus seguidores se trasladaron a Taiwán, que entonces tenía una población de más de seis millones de personas.

El KMT se hizo con el control de la isla, declaró la ley marcial durante las tres décadas siguientes y siguió gobernándola como su feudo privado hasta el año 2000. Otorgaron el nombre de «República de China» (ROC) a Taiwán, como único territorio sobre el que tenían el control cuando toda China fue proclamada República Popular (RPC) en octubre de 1949.

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La presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, entrega un obsequio al presidente del Grupo de Amistad Knesset-Taiwán, Boaz Toporovsky, en Taipei, el 15 de abril (Comunicado de prensa)

Aunque se abstuvo en la resolución de la ONU de 1947 sobre la partición de Palestina, el gobierno del Kuomintang reconoció oficialmente a Israel en marzo de 1949, unos meses antes de ser derrocado. También votó a favor del ingreso de Israel en la ONU e incluso permitió que Israel estableciera un consulado en Shanghai.

Debido a la hegemonía estadounidense y al control imperialista de las instituciones mundiales durante la Guerra Fría, las potencias occidentales insistieron en que Taiwán siguiera siendo el único gobierno legítimo reconocido de toda China y, por tanto, siguieron ocupando el puesto en la ONU que China ocupaba desde 1945, incluso en el Consejo de Seguridad, donde China era el único miembro no europeo que tenía derecho de veto.

Ayudados por el grupo de presión chino con sede en EEUU, los colonos no electos del KMT de Taiwán mantuvieron el puesto en la ONU hasta 1971, víspera de la normalización de las relaciones entre EEUU y China en 1972.

De hecho, de 1965 a 1971, Israel, al igual que EEUU, votó continuamente contra la propuesta de expulsión de Taiwán y su sustitución por la RPC en la ONU. No fue hasta 1979 cuando EEUU reconoció finalmente a la RPC.

Lobby chino

El lobby chino estaba financiado por el cuñado de Chiang, el rico empresario TV Soong.

Fue fundado en 1952 por el activista anticomunista estadounidense Marvin Liebman, que creó la organización Aide Chinese Refugee Intellectuals (ACRI), que se convirtió en su vehículo para lanzar campañas de apoyo al régimen colonial de colonos de Taiwán.

Liebman era un fanático sionista judío de derechas que trabajó con el Irgun Zvai Leumi, el grupo terrorista sionista que cometió la masacre de Deir Yassin, en la que murieron cientos de palestinos, en abril de 1948. (Más tarde se convirtió al catolicismo y fue bautizado en 1978 a la edad de 55 años).

Se convirtió en un guerrero del frío anticomunista internacional, ejerciendo como secretario del Comité de Un Millón Contra la Admisión de China Roja en las Naciones Unidas, que fundó en 1953, hasta 1969.

Liebman también se convirtió en lobista en 1965 para el régimen racista colono-colonial de Rodesia de Ian Smith y llegó a fundar el grupo de presión Amigos de la Independencia de Rodesia en 1966.

Para su defensa de Taiwán, Liebman contó con la ayuda del entonces congresista republicano Walter Judd, que había sido misionero protestante en China en la década de 1930 en apoyo de la llamada “República de China”.

Al igual que los cristianos evangélicos siempre habían sido los mayores partidarios del sionismo en Occidente, también eran fervientes partidarios del régimen taiwanés, sobre todo porque Chiang se había convertido al protestantismo en 1927.

La ACRI recibió financiación de la Fundación Ford, la Fundación Rockefeller y, más tarde, del Departamento de Estado y la CIA.

El lobby proisraelí, que adquiriría una inmensa fuerza en la década de 1970, vio en el lobby chino un excelente precedente y modelo a seguir.

Cooperación militar

Aunque Taiwán era amigo íntimo de todos los regímenes árabes conservadores anticomunistas, especialmente de Arabia Saudí y Jordania, en 1975 Israel transfirió en secreto tecnología de misiles estadounidense a Taiwán y empezó a venderle misiles israelíes por valor de 500 millones de dólares.

De hecho, el ministerio de defensa israelí estableció una estación permanente en Taipei para facilitar la cooperación militar. La cooperación y las ventas de armas incluyeron cañones de artillería, morteros, lanchas lanzamisiles, fusiles y subfusiles.

Al parecer, Israel también ha transferido a Taiwán tecnología de guerra nuclear y química, además de formación en materia de inteligencia. Gran parte de este comercio se llevó a cabo a instancias de EEUU, para el que Israel actúa como apoderado.

Estas transferencias de armas continuarían al menos hasta 1992, cuando la RPC estableció relaciones diplomáticas con Israel. Ese mismo año, Israel estableció oficinas de enlace cultural y comercial en Taipei, lo que incrementó las relaciones comerciales no militares.

Aunque la colaboración en la industria armamentística continuó entre ambos países, fue el arrendamiento por Taiwán de un sistema de satélites espía israelí -el Sistema de Observación Remota de la Tierra-A- en 2001 lo que contribuyó a ampliar su espionaje y vigilancia de China. Sólo en 2022, el comercio entre Israel y Taiwán ascendió a más de 2.670 millones de dólares.


El Ministerio de Defensa israelí estableció una estación permanente en Taipei para facilitar la cooperación militar.


Tanto Israel como Taiwán son estados en primera línea contra los enemigos declarados por Estados Unidos: la resistencia árabe al imperialismo estadounidense y el colonialismo de asentamientos sionistas, y China. Ambos están acusados de desestabilizar sus regiones e incitar posibles guerras regionales para debilitar a los adversarios de Estados Unidos.

El hecho de que las flotas y arsenales de la marina estadounidense hayan estado desplazándose entre los dos Estados parias durante el último año es sólo la punta visible del iceberg de los actuales planes estadounidenses para amenazar a sus adversarios.

En este sentido, tanto Israel como Taiwán pueden compararse con Ucrania, que EEUU ha intentado transformar en un ariete respaldado por la OTAN contra Rusia –a la que Washington ve como un formidable desafío a su hegemonía imperial- a costa de cientos de miles de vidas ucranianas.

En abril, el Senado estadounidense aprobó por abrumadora mayoría la solicitud de ayuda exterior del presidente Joe Biden, por valor de 95.000 millones de dólares, para armar a Ucrania, Israel y Taiwán.

A pesar de la negación oficial, que EEUU parezca haber sido informado de la operación terrorista israelí de hacer explotar los buscapersonas en Líbano no es sorprendente, como tampoco lo es la posible implicación de Taiwán en esa bárbara operación, a pesar de sus propias negaciones oficiales continuas de implicación.

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