Transformaciones y lastres urbano/territoria-les
César Pérez
En el caso del crecimiento hacia arriba de Santo Domingo, con grandes torres, no se traduce en una significativa densificación poblacional, tampoco de un necesario crecimiento hacia dentro y, como fruto del encarecimiento del suelo de las zonas más céntricas de las ciudades, crecen las grandes periferias.
Una atenta lectura de fotos aéreas de nuestras principales ciudades, particularmente Santo Domingo y Santiago, del territorio y de las redes viales nos habla de la espectacular transformación urbana y territorial que ha tenido este país en las últimas 3-4 décadas. Se ve un febril dinamismo del sector inmobiliario que hace que este país tenga la primera y segunda cuidad, en términos jerárquicos, de más acentuado proceso de transformación de la región durante ese tiempo. Es la expresión de una economía que no para de crecer, pero sin capacidad de impedir la desintegración, degradación, desigualdad, y la exclusión social de esas ciudades. Estas cambian, pero, en caso de Santo Domingo, permanece y crece la pobreza en algunas de sus áreas emblemáticas.
Gorant Therborn, un prestigioso sociólogo sueco, publica una lista de 196 ciudades capitales con edificios con más de 14 pisos en el 2015, en la que Santo Domingo ocupa el lugar número 32. Que ocupe ese puesto, dice mucho y más aún cuando supera a ciudades como Oslo, Noruega, entre otras. La cantidad de edificios de esa altura se habrá incrementado significativamente en los últimos 8 años, y en breve tendremos edificios que entran en la categoría de rascacielos, de la que forma parte sólo una veintena de ciudades capitales. Al mismo tiempo, vale destacar las transformaciones de la autopista Duarte con las ampliaciones en sus entradas a las dos ciudades referidas, además de los teleféricos y trenes que en ellas se construyen, además de puertos y aeropuertos regionales.
Esas nuevas iniciativas habrá impactar espectacularmente no solamente a las dos principales ciudades del país, sino a todo nuestro sistema urbano nacional y en el territorio en términos ambientales. Ello así, poque los cambios en la configuración física de las ciudades y en los circuitos viales que la circundan y las vinculan con otras aglomeraciones y territorios se constituyen en el principal factor de desarrollo material de un país, pero si ese cambio no se orienta en una perspectiva integral puede convertirse en factor que limitan sus potencialidades, produciendo graves desequilibrios urbanos y regionales que agravan la pobreza en ciudades y territorios. Es la lógica que ha acompañado los procesos de crecimiento urbano de la generalidad de países no desarrollados con grandes megaciudades.