Trump no es tu amigo
Caitlin Johnstone.
Su presidente no es su amigo. El presidente de los Estados Unidos siempre, siempre le sirve a una estructura de poder guerrerista contra la que correctamente usted siente la necesidad de oponerse. Los plutócratas y los administradores del imperio que mandan en su país nunca, de ninguna manera, lo dejarán sacarlos del poder a través del voto.
Según consta, el virulento halcón antiiraní Brian Hook fue elegido por Donald Trump para ayudar a armar al personal que compondrá el Departamento de Estado en la próxima administración, por si aun tenían alguna esperanza de que en esta oportunidad pudiera ser distinto y de que Trump de verdad terminaría las guerras y lucharía contra el Estado profundo.
Los lectores podrán recordar a Hook como la criatura del pantano que, en 2017, se vio en un memo filtrado del Departamento de Estado sermoneando a Rex Tillerson en la política del gobierno sobre el uso de los derechos humanos como una herramienta cínica para socavar a los enemigos y reforzar las alianzas.
Esto se hace, explica Hook, ignorando los abusos cuando son perpetrados por los aliados de Estados Unidos mientras se enfatiza en cada oportunidad en las naciones de gobiernos enemigos para «imponer costos, aplicar contrapresión y quitarles la iniciativa estratégicamente».
La visión ‘realista’ es que los aliados de Estados Unidos deben ser apoyados en vez de importunarlos, tanto por razones prácticas como de principios, y mientras Estados Unidos debe, sin lugar a dudas, erigirse como un ejemplo moral; nuestra diplomacia con otros países debe enfocarse, como prioridad, en su comportamiento en política exterior en vez de las prácticas domésticas como tales», escribió Hook en el memo, diciendo que «en el caso de nuestros aliados como Egipto, Arabia Saudita y Filipinas la administración está completamente justificada en enfatizar las buenas relaciones por una variedad de razones importantes, incluido el contraterrorismo, y en enfrentar honestamente los sacrificios difíciles en relación a los derechos humanos.
Una guía útil para una política exterior realista y exitosa es que los aliados deben ser tratados de forma diferente -y mejor- que los adversarios», escribió Hook. «No buscamos apuntalar a los adversarios de Estados Unidos en el exterior, buscamos presionar, competir y ganarles la partida. Por esta razón debemos considerar los derechos humanos como un tema importante respecto a nuestras relaciones con China, Rusia, Corea del Norte e Irán. Y esto no es solo por preocupaciones morales debido a las prácticas dentro de esos países. También lo es porque presionar a aquellos regímenes a través de los derechos humanos es una manera de imponer costos, aplicar contrapresión y tomar la iniciativa en su contra de forma estratégica.
Las palabras de Hook, compartidas confidencialmente con el neófito político Tillerson, fueron una ventana excelente a lo que los administradores del imperio occidental están haciendo cuando simulan indignación por presuntos abusos de derechos humanos en las naciones a las que apuntan para destruirlas.
El hecho de que este pudiera ser uno de los primeros nombres elegidos por Trump sugiere que podemos esperar más insensatez despreciable de política exterior del presidente que retorna.
Ya tengo a gente diciéndome: «Dale una oportunidad a Trump», y que deje de criticarlo antes de que asuma el cargo cuando señalo eventos como este. ¿Darle una oportunidad a Trump? Tuvo cuatro años. Fue el presidente por cuatro putos años.
Trump nos demostró quién es: un lacayo guerrerista y asesino imperial, igual que sus antecesores.
La mejor forma de predecir un comportamiento futuro es el comportamiento pasado. No existe razón para pensar que esta oportunidad vaya a ser diferente. Trump critica el intervencionismo extranjero porque esa clase de retórica es popular, no porque de verdad lo crea.
Para poder llegar a donde está, Trump ha tenido que acordar con oligarcas sionistas, grupos de presión poderosos, y más o menos la misma, exacta, base de electores republicanos y la clase donante que le ha facilitado el ascenso a todos los demás repugnantes presidentes republicanos de años recientes. Incluso, si quisiera poner fin a las guerras y luchar contra el establishment —no existe evidencia alguna de que lo haga—, ya ató sus manos a los acuerdos que hizo con las facciones de poder de la cúpula a las que prometió servir.
Los simpatizantes de Trump son los de George W. Bush, disfrazados de simpatizantes de Ron Paul. Actúan como si estuvieran apoyando a una figura antiguerra que está plantándose significativamente contra la máquina, cuando en realidad están respaldando a un tipo que pasó cuatro años desenvolviendo agendas neoconservadoras duraderas.
Eso es lo que los hace tan insoportables. Al menos los liberales son más o menos honestos respecto a querer preservar el statu quo; los trumpistas quieren que tomes en serio su creencia de que participaron en un enorme acto revolucionario el día de las elecciones al marcar en una caja a favor de los republicanos.
Correctamente creen que su país es controlado por un Estado profundo no electo —aunque están muy confundidos sobre lo que esto es en realidad—, pero incorrectamente creen que esta estructura de poder no electa puede ser derrotada votando por uno de los candidatos del mainstream presentado en las urnas. Como si eso pudiera ser una opción.
Seré honesta, de verdad que no tengo ningún anhelo con respecto a otros cuatro años de esta mierda. Por cuatro putos años estos idiotas estuvieron en mis menciones en redes diciéndome que cada acción de Trump que critiqué en realidad fue una brillante maniobra de ajedrez de 47 dimensiones contra el Estado profundo, incluso cuando abiertamente promovía una agenda longeva de la CIA y de los monstruos neoconservadores del pantano, como intensificar agresiones contra Irán o preparar un golpe en Venezuela.
Se me acercan porque me ven criticando a los medios y hablando sobre las estructuras de poder profundas y se dicen «es como yo», pero luego no pueden comprender por qué sigo criticando a su embasurada figura paterna. Y luego tengo que gastar mi tiempo explicándoles que su héroe es una asesina mancha de mierda imperialista.
Y al mismo tiempo voy a tener que criticar a los demócratas porque atacarán a Trump por no ser lo suficientemente halcón en política exterior, porque esa es la única crítica que se te permite apuntar a un presidente en la política convencional y los medios, que solamente contribuirá al problema de que los simpatizantes de Trump crean que estoy de su lado.
Simplifiquemos las cosas: si usted está aupando al presidente estadounidense, usted no está luchando contra el poder. Usted es un lamebotas del poder, y debería darle vergüenza.
Su presidente no es su amigo. El presidente de los Estados Unidos siempre, siempre le sirve a una estructura de poder guerrerista contra la que correctamente usted siente la necesidad de oponerse. Los plutócratas y los administradores del imperio que mandan en su país nunca, de ninguna manera, lo dejarán sacarlos del poder a través del voto.
Espero que esto ayude.
Publicada originalmente en caitlinjohnst.one el 7 de noviembre, la traducción para Misión Verdad la realizó Diego Sequera.
*Caitlin Johnstone es una periodista independiente con apoyo de los lectores de Melbourne, Australia. Sus escritos políticos se pueden encontrar en diversos medios independientes y en su página web: https://caitlinjohnstone.com/
Fuente: Misión Verdad