Cómo las grandes empresas tecnológicas de EE UU. Apoyan el genocidio y apartheid de Israel impulsados por la Inteligencia Artificial

Michael Kwet.

Foto: Trabajadores de Google y de Amazon crearon en 2021 la plataforma «no a la tecnología para el apartheid» que ha seguido denunciando el uso de estas herramientas en el genocidio de Gaza.

Como extensión del poder imperial estadounidense, las corporaciones tecnológicas estadounidenses están ansiosas por apoyar las atrocidades israelíes.


Poco después de los atentados del 7 de octubre en Israel, el director ejecutivo de Google, Sundar Pichai, emitió una declaración en las redes sociales en la que expresaba su solidaridad con los israelíes sin mencionar a los palestinos. Otros ejecutivos tecnológicos -incluidos los de Meta, Amazon, Microsoft e IBM- ofrecieron también su efusivo apoyo a Israel.

Desde entonces, han permanecido en gran medida en silencio mientras el ejército israelí ha masacrado a cerca de 35.000 palestinos, entre ellos más de 14.500 niños, ha destruido cientos de escuelas y todas las universidades y ha devastado viviendas, infraestructura sanitarias, mezquitas y lugares patrimoniales palestinos.

Para ejecutar este impactante nivel de destrucción, el ejército israelí ha contado con la ayuda de programas de inteligencia artificial (IA) diseñados para producir objetivos con escasa supervisión humana. No está claro hasta qué punto los gigantes tecnológicos extranjeros participan directamente en estos proyectos, pero podemos afirmar con certeza que suministran gran parte de la infraestructura básica necesaria para construirlos, incluidos chips informáticos avanzados, software y computación en nube.

En medio de este genocidio asistido por la IA, las grandes empresas tecnológicas de Estados Unidos continúan tranquilamente con su relación habitual con Israel. Intel ha anunciado una inversión de 25.000 millones de dólares en una planta de chips situada en Israel, mientras que Microsoft ha puesto en marcha una nueva región de nube Azure en el país.

Nada de esto debería sorprender. Durante décadas, Silicon Valley ha estado apoyando al régimen de apartheid israelí, suministrando la tecnología avanzada y las inversiones necesarias para impulsar su economía y ocupar Palestina.

Al igual que hicieron en la Sudáfrica del siglo XX, las mayores corporaciones tecnológicas actuales con sede en EEUU ven una oportunidad de beneficiarse del apartheid israelí, un subproducto del colonialismo digital impulsado por EEUU.

Genocidio asistido por la IA

Las grandes empresas tecnológicas han sido cómplices de la ocupación, el despojo y los abusos de Israel contra los palestinos de diversas maneras. Quizá la más conocida sea su apoyo a la omnipresente vigilancia israelí de la población indígena ocupada.

En marzo de 2021, Google, junto con Amazon, firmó un contrato de 1.200 millones de dólares estadounidensespara servicios de computación en la nube destinados al gobierno y al sistema de defensa israelíes. Las dos empresas proporcionan a Israel la capacidad de almacenar, procesar y analizar datos, incluidos el reconocimiento facial, el reconocimiento de emociones, la biometría y la información demográfica en lo que se conoce como Proyecto Nimbus.

El acuerdo recibió considerable atención en los principales medios de comunicación después de que los trabajadores de Google y Amazon exigieran el fin del contrato lanzando la campaña No Tech for Apartheid. Anticipándose a esta respuesta, Google y Amazon firmaron un contrato con Israel que garantizaba la continuación de los servicios en caso de campaña de boicot. Hasta la fecha, se han mantenido firmes y siguen suministrando a Israel servicios de computación en nube.

Los detalles en torno a Nimbus están ocultos al público, pero los empleados de Google han expresado su temor de que pueda estar prestando servicios a las masacres militares de Israel basadas en IA. Estas preocupaciones se vieron amplificadas por informes según los cuales el ejército israelí está utilizando un nuevo sistema basado en IA, como «Lavender» y «The Gospel», para decidir los objetivos de sus bombardeos sobre Gaza. Según un ex funcionario de los servicios de inteligencia israelíes, «El Evangelio» facilita una «fábrica de asesinatos en masa» en la que «se hace hincapié en la cantidad, no en la calidad«.

Mientras tanto, informes recientes han revelado que Google trabaja directamente con el Ministerio de Defensa israelí, a pesar del genocidio en curso. La empresa también permite que las fuerzas israelíes utilicen su servicio de reconocimiento facial Google Photos para escanear los rostros de palestinos de toda Gaza para su distópica «lista negra».

Silicon Valley y la vigilancia del apartheid

Sin embargo, el genocidio asistido por la IA es sólo la punta del iceberg. Durante décadas, las empresas tecnológicas y los inversores estadounidenses han ayudado e instigado en silencio el sistema de apartheid digital de Israel. Uno de los ejemplos más atroces es IBM, que también fue el principal proveedor de ordenadores para el registro nacional de población del régimen del apartheid sudafricano y el sistema de pasaportes actualizado utilizado para clasificar a las personas por razas e imponer la segregación.

Según Who Profits, un centro de investigación independiente dedicado a sacar a la luz la implicación comercial en la ocupación israelí de la tierra y la población palestinas y sirias, «IBM diseñó y opera el Sistema Eitan de la Autoridad Israelí de Población, Inmigración y Fronteras [PIBA por sus siglas en ingles]… donde se almacena y gestiona la información personal sobre la población palestina y siria ocupada recopilada por Israel». El sistema contiene información recogida a través de la base de datos nacional de población de Israel y en la frontera y los principales puestos de control.

PIBA también forma parte del sistema de permisos de Israel, que obliga a los palestinos mayores de 16 años a llevar tarjetas «inteligentes», que contienen su fotografía, dirección, huellas dactilares y otros identificadores biométricos. Al igual que en el sistema de pasaportes de la Sudáfrica del apartheid, las tarjetas se duplican como permisos que determinan los derechos de los palestinos a cruzar los puestos de control israelíes para cualquier fin, incluidos el trabajo, la reunificación familiar, los rituales religiosos o los viajes al extranjero.

Microsoft, por su parte, ha suministrado espacio informático en la nube para la aplicación «Almunasseq» del ejército israelí, utilizada para expedir permisos a los palestinos en los territorios ocupados. En el pasado, también tuvo una participación en la empresa de vigilancia AnyVision (rebautizada Oosto), que presta servicios de reconocimiento facial en tiempo real a las autoridades israelíes. Otras empresas, como Hewlett Packard, Cisco y Dell, suministran tecnología al servicio de las autoridades militares y carcelarias israelíes.

Construir la superioridad tecnológica de Israel

Además de ayudar al aparato de vigilancia israelí, Silicon Valley también presta un apoyo fundamental al sector empresarial israelí, ayudándole a mantener y desarrollar una economía moderna de alta tecnología.

Por ejemplo, Amazon, Google y Microsoft han puesto en marcha importantes centros de computación en nube en Israel, ofreciendo a las empresas una infraestructura fundamental para los productos y servicios basados en datos. Intel es el mayor empleador privado del país, ya que comenzó a operar en 1974.

 

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Un contramanifestante con una bandera israelí entra en el aparcamiento cerca de una protesta en las oficinas de Google Cloud en Sunnyvale, California, el 16 de abril de 2024 [Archivo: Reuters/Nathan Frandino].

Junto con otros cientos de multinacionales, Microsoft alberga su propio centro de investigación y desarrollo (I+D) en Israel, y puso en marcha un centro de desarrollo de chips en Haifa. Nvidia, el gigante de los chips de un billón de dólares que impulsa la revolución de la IA, también ha anunciado que está ampliando sus ya grandes operaciones de I+D en Israel. Y la lista continúa.

 

Los capitalistas de riesgo son también fundamentales para el crecimiento del sector tecnológico local de Israel, que alberga el 10% de los unicornios del mundo (empresas que valen al menos 1.000 millones de dólares), representa el 14% de los puestos de trabajo y genera alrededor del 20% del PIB del país. Desde 2019, se han invertido 32.000 millones de dólares en empresas israelíes, con un 51% dirigido o codirigido por inversores con sede en Estados Unidos.

La complicidad de las grandes redes sociales

Las empresas de medios sociales también han echado una mano al apartheid y la ocupación israelíes. En 2022, un informe externo encargado por Meta descubrió que las políticas de expresión de Facebook e Instagram mostraban prejuicios contra los palestinos. Estas antiguas prácticas de censura flagrante contra los palestinos continúan en la actualidad.

En diciembre, Human Rights Watchinformó de que Meta sigue tomando medidas enérgicas contra las publicaciones pro palestinas en Facebook e Instagram. De 1.050 casos revisados, 1.049 se referían a contenidos pacíficos de apoyo a Palestina que fueron censurados o suprimidos -a pesar de permitir una cantidad sustancial de contenidos pro Palestina- y una supresión en apoyo de Israel. La empresa se está planteando incluso censurar la palabra «sionista».

Otras organizaciones están acusadas de censurar voces pro palestinas, entre ellas X (antes Twitter), YouTube e incluso TikTok, de propiedad china. Los gobiernos occidentales, incluidos Estados Unidos y la Unión Europea, han presionado a las grandes empresas de redes sociales para que revisen y censuren los contenidos considerados «terroristas» o favorables a Palestina.

La censura de las grandes empresas tecnológicas va más allá de los usuarios cotidianos. Organizaciones políticas como Hamás están prohibidas por los gigantes de las grandes redes sociales. Mientras tanto, el ejército israelí, el gobierno y otros órganos del terror estatal israelí publican libremente, con un apoyo generalizado.

Colonialismo digital

No es de extrañar que las grandes empresas tecnológicas estadounidenses se asocien e inviertan en Israel, apoyando sus actividades genocidas y de apartheid.

Las grandes empresas tecnológicas son las modernas compañías de las Indias Orientales; son una extensión del poder imperial estadounidense. Colonizan la economía digital global y refuerzan la división entre el Norte y el Sur. Como resultado, EEUU se beneficia de la propiedad de la infraestructura y el conocimiento digitales y de la extracción de recursos del Sur Global.

El colonialismo digital está integrado en el ADN de las grandes empresas tecnológicas. Su estrecha relación con el ejército israelí no sólo es lucrativa, sino que sirve a los intereses geopolíticos más amplios del Imperio estadounidense, del que se beneficia.

El apoyo de las corporaciones tecnológicas a Israel pone al descubierto su falsa imagen de empresas que abrazan el antirracismo y los derechos humanos. En realidad, son cómplices de los crímenes israelíes, al igual que otros órganos del imperialismo estadounidense.

Lo que estamos presenciando es apartheid, conquista colonial y genocidio estadounidense-israelí, impulsado por gigantes tecnológicos estadounidenses.

Pero al igual que Estados Unidos y otros gobiernos occidentales están sintiendo el calor de las acciones legales emprendidas contra ellos por el papel que están desempeñando en el genocidio de Gaza, también lo están sintiendo las empresas occidentales.

Los gigantes tecnológicos estadounidenses son claramente responsables de lo que está ocurriendo en Palestina. Están en el lado equivocado de la historia, como lo estuvieron en la Sudáfrica del apartheid. Con suficiente presión popular, los colaboradores de Big Tech pronto tendrán su día en los tribunales.

Traducción nuestra


*Michael Kwet es Investigador Visitante del Proyecto Sociedad de la Información en la Facultad de Derecho de Yale e Investigador Postdoctoral en la Universidad de Johannesburgo. Es autor de Digital colonialism: US empire and the new imperialism in the Global South, y presenta el podcast Tech Empire. Su trabajo se ha publicado en Motherboard, Wired, BBC World News Radio y Counterpunch. Se doctoró en Sociología por la Universidad de Rhodes, Sudáfrica.

Fuente original: Aljazeera

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