La devaluación de la palabra Cambio

Por Juan Carlos Espinal. En las postrimerías de la segunda década del siglo XXI, República Dominicana no ha sido capaz, por si misma, de solucionar los problemas sociales, económicos y políticos que abaten estructuralmente el ciclo capitalista de sus evoluciones históricas.

Más allá de la pandemia COVID-19 y el sistema dominante de la democracia representativa de pos guerra, la crisis de la democracia representativa, de los partidos políticas, la descomposición de sus actores de sociedad civil, medios de comunicación corporativos y sus relaciones de inter dependencias en las alianzas público- privadas vinculadas al gobierno del presidente Abinader, sería la causa principal de su inoperancia.

Desde el principio del gobierno del presidente Abinader, surgiría el linaje clasista de la lucha contra la corrupción, interpretado como judicialización.

Desde muy temprano en el gobierno del PRM, el familismo desarrolló un hábito de asociación tradicional de sociabilidad colectiva basado en el capital originario de las empresas suplidoras.

El gobierno del PRM, es en efecto, una interpretación geográfica del neo colonialismo del Departamento de estado EU los Estados Unidos y de las antiguas potencias imperiales europeas en América.

En COVID-19, la clase dirigente dominante del PRM no se ha conmovido ante la inflación, frente al alza descontrolada de los artículos de primera necesidad, ante los más de 500 días de confinamiento y el desempleo generalizado.

Desde el congreso en mayoría del PRM no se ha propiciado ningún tipo de política social innovadora ni alguna propuesta creativa que no sea la manifestación oportunista del endeudamiento, en diversos grados, de movimientos liderados por grupos económicos que actúan solo cuando observan que son víctimas individuales de una brutal discriminación.

El presidente Luis Abinader apuesta por el modelo de globalización neoliberal que se ha desplomado de manera inexorable pretendiendo iniciar una fase de privatizaciones.

Por otra parte, desde el Banco Central, la economía se ha conducido de una manera dirigida, menos eficaz.

Desde el ministerio de Economía no se logra comprender que nuestras estructuras capitalistas no se adaptan al proceso constitucional.

El estado administrado por el presidente Abinader es profundamente contradictorio, condicionado presumiblemente a omitir la diversidad.

El gobierno del PRM está lejos de ser un modelo económico de gestión de desarrollo y más allá de la ideología del 12% de crecimiento económico, del sofisma del éxito del desarrollo científico y tecnológico durante la pandemia, del falso modelo propagandístico, el déficit fiscal y las desigualdades han aniquilado la existencia de la gobernabilidad.

Los inicios del segundo año de gobierno del presidente Abinader nos plantean una cuestión esencial de las elites sociales, políticas y económicas dominicanas :

Las restricciones de las libertades Publicas, la ilegalidad encubierta de los estados de excepcion, la legitimación sociológica y cultural del miedo impuesto por el militarismo, el sutil autoritarismo de la criminalización de las protestas, que hasta ahora ha basado su dominio sobre el resto de los demás hombres bajo el fundamento de un endeudamiento de más de US13 mil millones de dólares en el primer año de gobierno.

Pero, ¿ dónde están las obras?

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