EE. UU.: la «democracia» a merced del supremacismo

Por Raul Antonio Capote. Cuando se le pidió a Donald Trump que condenara a los supremacistas blancos en uno de los debates de las pasadas elecciones, el mandatario se dirigió al grupo de extrema derecha Proud Boys, y les sugirió «dar un paso atrás y esperar».

En una entrevista recién publicada, el politólogo y lingüista estadounidense Noam Chomsky alertó sobre los peligros del camino de los republicanos comandados por Trump, y afirmó que el asalto al Capitolio «fue un intento por derrocar un gobierno electo, situación que es considerada como un golpe de Estado».

Chomsky calificó al Partido Republicano como una fuerza neofascista». El expresidente Trump «ha sabido agitar los venenos que corren bajo la superficie de la sociedad estadounidense y los ha sacado a la superficie», argumentó.

El Southern Poverty Law Center, organización pro derechos civiles, estima que actualmente existen más de 1 600 grupos extremistas en el país, y que «Trump electrizó a la derecha radical, que vio en él a un líder, a un campeón de la idea de que ee. uu. es un país fundamentalmente blanco».

En el portal canadiense Globe and Mail, el politólogo Thomas Homer-Dixon, director ejecutivo del Instituto Cascade, especializado en las formas de abordar las amenazas a la sociedad, señaló que «para 2030, si no antes, ee. uu. podría estar gobernado por una dictadura de derecha».

Por otro lado, el presidente Biden recién expresó su decepción por el fracaso de los demócratas para avanzar con las reformas, ante la derrota de la aprobación de las leyes de Libertad para votar y de Avance de los derechos de votación, de John Lewis.

Según él, esas reformas permitirían asegurar el derecho al voto, y recordó que los republicanos han aprobado leyes en estados que gobiernan, las cuales complican o restringen la votación.

Al menos 19 entidades han aprobado, en los últimos meses, 28 leyes que dificultan el voto de los electores, de acuerdo con el Centro Brennan para la Justicia, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York, refiere El Diario.

Según Daniel Ziblatt, politólogo de Harvard, se está librando una contienda en las alcaldías de pequeños poblados, porque esos alcaldes se encargan de designar a los secretarios municipales que toman la decisión de retirar los buzones para las boletas enviadas por correo. Pequeños cambios en la administración electoral podrían hacer la diferencia entre ganar o perder.

La misión de Steve Bannon, estratega político republicano, ha sido «reclutar a quienes no creen en la democracia para que trabajen en casillas municipales», explicó Ziblatt en The New York Times.

En ee. uu. el Congreso establece, hasta cierto punto, reglas o límites en torno a la administración de las elecciones, pero «condados y pueblos deciden las normas para determinar qué candidatos pueden participar», aseveró Amanda Litman, cofundadora de la organización Run for Something.

Nikema Williams, presidenta del Partido Demócrata en Georgia, expresó: «tenemos 159 condados y, por lo tanto, 159 maneras de elegir a los consejos electorales y celebrar elecciones. Hemos visto a esos consejos restringir el acceso mediante cambios en el número de buzones para boletas. En general, en estos consejos hacen a un lado a nuestros miembros negros».

Estas contiendas locales que determinan los mecanismos de la democracia estadounidense son objetos del cuidado de los republicanos liderados por Trump, así como las Oficinas de Registro del condado, con gran parte del control sobre el registro de electores.

Una encuesta de The Washington Post-University of Maryland dio a conocer que cerca del 40 % de los republicanos cree que la acción violenta contra el Gobierno, en ocasiones se justifica.

«Sin una acción inmediata, corremos un verdadero riesgo de entrar en un conflicto civil», aseguró Jimmy Carter en un trabajo de The New York Times, titulado Temo por nuestra democracia.

Trump, el hombre que en cuatro años de Gobierno dijo 30 573 mentiras, se alista para regresar a la presidencia en 2024, sea como sea, en un país marcado por una profunda crisis sistémica que afecta, por supuesto, a las capas más desfavorecidas.

Dar un paso atrás y esperar les pidió Trump a sus leales servidores. ¿Será este el momento elegido para actuar?

No nos asombremos. Los supremacistas blancos lo celebran: «Ahora somos nosotros la corriente hegemónica».

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